2 de junio de 1903 Escritor hispano-mejicano de origen franco-alemán, autor de narrativa, poesía, ensayo, dramaturgia; miembro de la Generación del 27. |
La hormiga que odiaba al león
Esa hormiga odiaba al león. Tardó diez mil años pero se lo
comió todo, poco a poco, sin que él se diera cuenta.
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Militante de izquierdas y fiel al gobierno republicano, tuvo que exiliarse a Francia al finalizar la Guerra Civil. Lo denunciaron por comunista y fue confinado en el campo de prisioneros de Roland Garros. Después fue trasladado a Vernet, más tarde a Marsella y de ahí a Argelia, hasta que en 1942 pudo embarcarse con destino a México, donde residió el resto de su vida.
En el número 5 de la Calle
Euclides del Distrito Federal, Max Aub estableció sudomicilio mexicano. Desde
allí desarrolló una fructífera labor creativa, materializada en cientos de
artículos de prensa, ensayos, obras de teatro, poemas, novelas y un curioso
opúsculo que llevaba el nombre de la propia calle y que el autor regalaba a sus
amigos para felicitarles el año nuevo: El correo de Euclides.
Con el subtítulo de ‘Periódico
conservador’, El correo de Euclides era una hoja de 50 x 38,5 centímetros
impresa a dos tintas en la que se contenían diversos titulares humorísticos
compuestos con diferentes tipografías.
No era la primera vez que Aub
abordaba el tema del humor de forma explícita. En 1957, ya se había zambullido
en el género con Crímenes ejemplares, una colección de cómicos relatos sobre
asesinatos y, en 1958, había publicado una suerte de biografía de un pintor
ficticio, Jusep Torres Campalans, que ilustró con cuadros pintados por él
mismo, los cuales llegaron a exponerse en una galería de México provocando la
confusión de los críticos de arte.
En El correo de Euclides, sin
embargo, el autor creó en una sola página breves relatos con sentido, formados
por frases aparentemente inconexas, sentencias filosóficas y reflexiones que
analizaban diferentes temas desde el absurdo, la paradoja o el razonamiento disparatado.
En los siete números publicados
durante los años 1959 a 1968, se suceden titulares como «Paraíso abierto a
todos desde la semana próxima», «Lo más viejo es el pasado. Luego: Hacia él
vamos. Y si no al tiempo», «Terrible equivocación: Los hombres no estaban
destinados a la Tierra», «El arte vuelve a sus orígenes: el palote».
También hay lugar para las frases
absurdas como «Acción de gracias, a las 19:30»; para el análisis político como
«Solución al conflicto judío árabe: Nasser acepta el reino de Murcia. Los
refugiados palestinos a Valencia, Aragón y Cataluña, donde estarán como en su
casa»; o para reflexiones llenas de sentido del tipo «No nos vemos como nos
ven. La culpa es de los espejos».
En el número 4, incluso se aborda
el tema del tiempo, una cuestión que preocupó por igual a los presocráticos y a
Einstein, aunque Aub la trata desde un punto de vista más divertido que el
todos ellos: «Salvatore Rosa, Premio Nobel de Física, vende a su madre como
esclava después de muerta». Una noticia fácilmente comprensible si se sigue el
razonamiento que el físico desgrana a continuación, para lo cual echa mano de
las paradojas de Zenón: «Si el tiempo es discontinuo, la continuidad no existe.
Somos lo que fuimos y seremos, distintos y eternos en cada momento, luego puedo
vender a mi madre como esclava».
Fragmento de “Max Aub: el
escritor perseguido que hizo un periódico de titulares cómicos”
En: http://www.yorokobu.es
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