De: Rafael Olbinski |
TE AMO A LO LARGO DE LOS DíAS
Te amo a lo largo
de los días,
en la oscuridad,
a través de todas
las largas divisiones de la noche,
esas horas
que yo, pródigo,
desaprovecho solo,
y yazgo, y doy vueltas, despierto
hasta el alba.
Y con tu forma
pueblo la noche,
y pensamientos de ardiente deseo
crecen vivos en mí.
¿Qué magia había en
esa voz tuya
para traer tan cantante vigor a mi
carne,
a miembros que
ahora yacen indiferentes en mi cama sin ti?
Por eso imploro la
oscuridad:
¿Adónde te fuiste, ah, hombre que
ama?
¿Por qué te has ido
de aquella cuyo amor
puede marcar el rumbo, paso a
paso, de tu deseo?
Ninguna amante voz
responde.
Y yo (demasiado
bien) percibo
qué solo estoy.
Poeta anónimo del Antiguo Egipto
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