Alejandro Rienzo |
"Qué azul me queda?" preguntabas, Juana.
Y nunca pude decirte.
Cualquier azul te sienta bien
con esa mirada triste.
Cualquier azul te queda bien.
Combina con tus palabras.
Pero ahora, que estás entre tierra y madera, Juana,
sólo flores azules puedo obsequiarte.
De: Alejandro Rienzo |
Adriana Riotorto |
Graciela Vargas |
ENTRE TU ESPACIO Y EL MÍO
“¿Qué azul me queda?” preguntabas, Juana.
Y es mía también tu
interrogante:
¿Cuánto azul me queda de ese inconmensurable infinito
entre mi espacio y la tierra,
para la quietud de ésa, la morada de árboles inhiestos,
guardianes sempiternos del triste silencio?
¿Para la brisa acariciante y cálida de los verdes campos?
¿Para el perfume de los paraísos en las noches primaverales?
¿Para la tersura de mis jazmines perfumados que me indican
la llegada del verano?
¿Cuánto de ese azul cobalto cubierto de enigmáticas
estrellas,
que a mi mirada embelesa?
A ti, Juana, te acompañaba la fidelidad de un perro;
a mí me custodian los gatos, cuya mirada protegen mi lecho.
Hoy,
también llueve , como aquel día en que tú mojabas tu falda.
Contemplo cómo desliza su llanto irregular la lluvia en los
vidrios.
Veo la su mansedumbre, su entrega.
Su lacónica música acompaña la ausencia
del buscado azul que tú agotaste primero.
Mis preguntas son cautelosas…
Y me aferro al hálito que estiro
entre tu espacio y el mío.-
Alexa Urrestarasú
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Homenaje a Juana de Ibarbourou
“¿Qué azul me queda?”
preguntabas, Juana,
mientras me mirabas desnuda
cortando el aire con tus ojos de amanecer.
¿Qué azul te queda, Juana?
Te queda el azul del mar que golpea fuerte
para probar tu entereza.
Te queda el azul de la noche oscura sin estrellas
para que sientas la duda morderte la lengua.
Te queda el azul de la sombra de tu ausencia y
el azul de la piedra que se roe
con la gota de pensamientos de tristeza.
¿Qué azul te queda, Juana?
Te queda el azul de la paciencia
que se cuela entre tus dedos y pide espera.
Te queda el azul del placer que te encontró desnuda
la otra noche, mientras sudabas en ese cuerpo
ajeno, ajeno y azul.
¿Qué azul te queda, Juana?
Te queda el azul de la locura que se esfuerza
en despeinarte de razones que tanto atesoras.
Te queda el azul de la fortuna del amor
que tiñe de azul el delirio de la soledad.
¿Qué azul te queda,
Juana?
Te queda el azul de los ojos curiosos y
la boca con memoria del azul que te besa.
Y de tanto azul que nos queda
nos vamos destiñendo a gota de lágrima
soñando, Juana,
soñando en azul.
Sin embargo, quedó su imagen
última, cuando la dictadura la condecoró.
Esa imagen corresponde a cuando
el gobierno de facto le dio la medalla Protector de los Pueblos Libres. Esa es
la imagen última, pero no es la imagen total ni la que tuvo en toda su vida.
Juana no fue de izquierda. Cuando vino Fidel, fue a la casa de Juana de
Ibarbourou en la avenida 8 de Octubre, a llevarle un regalo que le enviaba su
amiga cubana, Mariblanca Sabas Alomá. Esta poeta fue íntima amiga de Juana y
era absolutamente fiel al régimen de Castro. Juana era una librepensadora y
antitotalitaria. Le dice a Mariblanca que piensa que Fidel es un héroe y
manifiesta una gran admiración por él, pero añade que tiene su temor de que se
incline hacia el lado del sovietismo. Eso lo decía en 1959, a poco del triunfo
de la revolución. Creo que tuvo un ojo avizor muy importante. Hagamos entonces
un balance: en un país totalmente laico, colorado y batllista, ella se
manifiesta blanca y católica. ¿Qué se le echa en cara? La imagen final. Pero,
pregunto: para una mujer de 85 años, enferma, vieja, pobre, que no tiene donde
vivir, dominada por un hijo psicópata que terminó suicidándose en una pensión
de mala muerte, a quien le ofrecen una casa donde vivir, ¿estamos todos tan
bien pertrechados para negarnos, ante un gobierno militar, de fuerza? Además de
la seguridad y la comodidad, ¿no pudo haber tenido miedo?
Jorge Arbeleche
De: La poesía compromete al lector de manera absoluta
En: Caras y Caretas
Yo grité entonces:
- ¿Quién me ayuda al ancla?
Respondieron los ecos:
- ¿Quién me ayuda al ancla?
Y sentí que ya era,
en el silencio,
Un grito desolado mi llamada.
De El Grito
En: “Perdida”
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