A 42 años del Golpe Cívico-Militar en Uruguay. |
“ La estrategia ensayada con las
compañeras fue aplicada desde setiembre de 1973 a los secuestrados del Penal de
Libertad. Se podían tomar todo el tiempo del mundo, nadie los apuraba. No nos
fusilaron para no perder un instrumento de chantaje. Al horizonte amenazante de la tortura a
golpes, plantón, picana y submarino, siempre posible de ser aplicada, incluso
dentro del Penal, le agregaron la metodología de la gota de agua que horada la
piedra.. La tortura sicológica vino aderazada con arranques retóricos de corte
nacionalista y condimentada con
discursos contra la corrupción de los políticos y los especuladores. Los más
atrevidos se atrevían a confesar simpatías con reformas agrarias y sociales
que, por supuesto, debían mantener en secreto para no ser descubiertos por los
mandos fascistas. Jugaban con las divisiones internas en las fuerzas armadas,
presentando la puja de poder entre grupos iguales entre sí como diferencias
ideológicas entre legalistas y golpistas o fascistas y nacionalistas. El método
de desarticulación de las reservas morales del prisionero comenzaba por
transformar el rechazo a los torturadores en comprensión del motivo conque
justificaban la tortura: obtener información para evitar derramamientos de
sangre. Intentaban despojar a la tortura de su naturaleza inhumana e
ignominiosa, haciendo que el prisionero
la viera como una cuestión pragmática, instrumento de uso inevitable en una
guerra, que debía aceptarla como una consecuencia de sus propios actos y
dejarla de ver como una práctica aberrante. No sólo mediante el dolor físico se
quebraba al torturado, en la sala de tortura se trataba de convencerlo de lo
ilusorio de su lucha por la revolución social. Si el torturador lograba que el
torturado entendiera intelectualmente sus argumentos, el prisionero derivaba,
conciente o inconscientemente, hacia la claudicación y el consentimiento obsecuente. En algunos
casos, la derrota del torturado llegaba al sometimiento y colaboración totales.
El régimen de aislamiento dejaba al prisionero sólo contra el mundo, privado de
todo estímulo intelectual, flotando en la estratófera como si el calabozo fuera
un satélite artificial, víctima fácil de las presiones y manipulaciones del
torturador profesionalizado en las academias estadounidenses de tortura. Estaba
pensado como sistema de degradación síquica y moral que favorecía la
claudicación y la entrega moral de los prisioneros”.
Fuente: Blog de Jorge Zabalza
En: fumaylucha.blogspot.com
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