sábado, 2 de agosto de 2014

“No hay locura de los animales de este mundo que no quede infinitamente superada por la locura de los hombres” ―Herman Melville


Y ahora quisiera hablar un poco acerca de las ballenas.

Existen varias especies de ellas. La «ballena azul» es la mayor, no solamente de los animales del mar, sino también de los de la tierra, y llega a medir más de treinta metros de larga.

El rorcual es un poco más pequeño, apenas llega a los veinticuatro metros, y ambos tienen una aleta encima del lomo.

Luego están las ballenas propiamente dichas, que carecen de tal aleta, y de las cuales la mayor es la llamada ballena boreal, que vive en el océano Ártico y mide unos veinte metros.
La ballena tiene, pese a su descomunal tamaño, una garganta tan estrecha que por ella no cabría un pez de mediano grosor. Por eso, las ballenas no comen sino pequeños crustáceos y moluscos, así como ciertas algas. En lugar de dientes tienen una serie de láminas córneas, por lo cual tragan el alimento sin masticarlo. Las láminas córneas tienen forma de guadaña y son unas cuatrocientas, colocadas a ambos lados del paladar; sirven como colador para que escape el agua que han tragado junto a su alimento, el cual queda retenido en la lengua. La ballena puede permanecer sumergida hasta cuarenta minutos y entonces, al salir a la superficie, expele el agua que durante ese tiempo ha entrado en sus pulmones y lo hace en forma de surtidor, al que acompaña un fuerte resoplido.
Eso sí, mientras no le amenaza ningún peligro, permanece flotando en la superficie y hasta salta sobre ella, con la agilidad que nadie pensaría al ver su monstruoso tamaño. Hasta llega a salir por completo del agua.

Del cachalote, que es otra de las especies de ballena, se extrae un finísimo aceite.
El cachalote tiene una cabeza enorme, que puede llegar a ser hasta un tercio de la longitud total del animal. Gran parte de esta cabeza está llena de ese líquido graso.
El cachalote carece de barbas, pero posee en cambio dientes muy poderosos en la mandíbula inferior, y en la superior unas cavidades en las que encajan los dientes.
Éstos son de marfil y pueden tener hasta un centenar de ellos, que le sirven para devorar las presas, y éstas ya no son diminutas, sino pulpos, calamares y hasta tiburones pequeños y focas, pero sobre todo pulpos, los cuales, cuando son grandes, oponen muy fuerte resistencia, llegando a herir al cachalote con su córneo pico.
El cachalote se encuentra en casi todos los mares y generalmente viaja en
bandadas; no es raro verle hacer cabriolas y dar enormes saltos sobre las olas, por lo que es extraordinariamente difícil clavarle el arpón. Los balleneros que lo sabían hacer, eran raros, ya que el cachalote tiene la costumbre de brincar sobre las lanchas, a las cuales hunde y destruye con su enorme peso, sobre todo cuando esas barcas eran de madera.


Fragmento de Moby Dick

1º de agosto de 1819- Estados Unidos

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