10 de agosto de 1912- Bahía, Brasil Escritor |
Empezó a publicar en la década del '30 y en sus textos denunció, por
una parte, el dolor y la pobreza y, por otra, la ironía, la fiesta y la alegría
como herramientas populares de protesta. Absolutamente realista, mostró un
profundo análisis psicológico en sus novelas que reflejaron su compromiso
político al denunciar las injusticias sociales. De esa época son sus novelas
"Cacau" (Cacao), "Suor" (Sudor), "Mar morto" (Mar
muerto) y "Capitáes de areia" (Capitanes de la arena). En 1937 sus
libros fueron quemados en la Plaza Pública de Bahía por la policía del Estado
Nuevo Brasileño, y después de estar recluido tres años en una cárcel de Río de
Janeiro, se exilió en la Argentina. Tras su regreso -que le valió un nuevo
arresto- abandonó su país para residir en Portugal, Italia, Francia, Rusia y
Checoslovaquia. Allí escribió allí los tres volúmenes de ensayos titulados
"Os subterráneos da liberdade" (Los subterráneos de la libertad).
En junio de 1996, estando de
visita en Italia, fue invitado al programa televisivo "Storie" que en
el canal 2 de la RAI dirigía el periodista Gianni Miná (1938).
FRAGMENTOS DE LA ENTREVISTA
Hace sesenta años usted escribía
uno de sus libros, una de sus obras maestras, "Capitanes de la arena",
un libro premonitorio que hablaba de los niños de la calle. ¿Cómo le vino la
idea de escribir un libro sobre esos niños?
Simplemente porque era una
realidad que ya estaba presente entonces, aunque en una medida menor.
"Capitanes de la arena" es un libro de 1937. ¿Cuántos niños eran
abandonados en Bahía en ese momento? ¿Doscientos, trescientos? En todo el
Brasil, ¿dos mil? ¡Hoy hay once millones de niños abandonados! ¿Se da cuenta
de cuánto creció numéricamente el problema desde el momento en que yo escribí
el libro y cuántos problemas se sumaron a lo largo de los años? La droga
entonces no existía; hoy está, y marca a estos chicos de un modo violento,
profundo. Yo verdaderamente no sé qué se puede hacer para intentar frenar un
fenómeno tan grande.
Brasil es el sexto país productor
de alimentos del mundo, en un ochenta por ciento por las condiciones de vida de
la gente. ¿Qué fue lo que engendró una tragedia semejante? ¿La economía
neoliberal?
En Brasil los bienes materiales
pertenecen a una minoría; la mayor parte del pueblo vive en condiciones
terribles, inimaginables.
En un Brasil capaz de expresar
toda esa riqueza intelectual, ¿por qué -como usted me dijo una vez- los niños
han perdido la inocencia, por qué se da la descomposición de la que habla el
sociólogo Betinho, "la perversión de la sociedad brasileña"? ¿A qué
se debe?
Creo que se debe a la droga, pero
sobre todo a la indiferencia del gobierno respecto de este problema. Sin
embargo, a pesar de esto, yo creo que el pueblo es más fuerte que esa miseria,
que esa tristeza, que esa agonía. Creo que ganaremos esta lucha.
Una gran responsabilidad debe
atribuírsele -desgraciadamente- también a las naciones europeas, que se
hicieron responsables del saqueo del Brasil, como lo demuestran varios
documentales, entre los cuales está uno que fue exhibido por un amigo de Chico
Mendes, que vino a un programa televisivo nuestro y nos habló de qué significa
robar, saquear el Amazonas, que es el mayor banco genético, la última memoria
verde no sólo del Brasil, sino de todo el mundo y, como tal, debe ser protegida
y no violentada por puros intereses de carácter económico. ¡Es increíble que
una riqueza semejante pueda ser desintegrada!
¿Hay un mensaje que Jorge Amado,
que es un brasileño que ha vivido tanto, pueda dar al final de este relato de
su historia de hombre?
Yo creo que el mensaje es que
debemos salvar a Brasil, tenemos que modificar las condiciones del poder para que
realmente se preocupe por los problemas de la gente. El verdadero interés para
nosotros es resolverlos y no seguir con enfrentamientos demagógicos para
engañar a los demás. Nosotros, los brasileños, tenemos una gran responsabilidad
con respecto a nuestro país y somos nosotros los que tenemos que tratar de
hacer que se transforme en un gran país.
Pero los modelos de desarrollo
del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional matarán a Brasil, le
impedirán sobrevivir. Quizás una voz como la suya, capaz de recordar que todas
esas recetas son mercadería envenenada, son modelos sin esperanza, podría ser
una ayuda valiosa.
Son modelos sin esperanza. Y lo
repito, es a nosotros, los brasileños, a quienes nos toca la tarea de resolver
los problemas del Brasil. Nosotros somos los responsables de nuestra
existencia, no esos que están en el extranjero que, entre otras cosas, más que
salvar, quieren conquistar el Amazonas, apoderarse de la selva y esclavizar a
la gente que vive en ella. Nosotros somos los responsables y, dejando de lado
el tiempo que tengamos que emplear, somos nosotros los que debemos cumplir este
trabajo. ¡Es un deber nuestro!
De: http://eljineteinsomne2.blogspot.com
1 comentario:
Más que verdaderas las frases que expresan los sentimientos de Jorge Amado en relación a los aspectos sórdidos de la sociedad brasileña. Pero como bahiano que fue, siempre celebró la vida, sus placeres y sus encantos, por ejemplo en su novela "Tienda de los Milagros". Una forma inteligente de sobrevivir.
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