23 de junio de 1889- Rusia Poeta. Sobre ella pesaron diversas condenas -desde la prohibición de ser publicadas sus obras hasta la deportación- emitidas por el régimen soviético de la época. |
Diecisiete meses
pasé haciendo cola a las puertas de la cárcel, en Leningrado, en los terribles
años del terror de Yezhov. Un día alguien me reconoció. Detrás de mí, una mujer
–los labios morados de frío- que nunca había oído mi nombre salió del acorchamiento
en que todos estábamos y me preguntó al
oído (allí se
hablaba sólo en susurros):
-¿Y usted puede dar
cuenta de esto?
Yo de dije:
-Puedo.
Y entonces algo
como una sonrisa asomó a lo que había sido su rostro.
(Leningrado,
1 de abril de 1957)
Anna Ajmátova, “En vez de prólogo”.
Anna Ajmátova. Una cosa extraña...
Después de mis
noches en Moscú (en la primavera de 1924), el cese gradual de mi actividad
literaria dio comienzo. Dejaron de imprimir mis poemas en las revistas y
anuarios, o de invitarme a veladas literarias (me encontré con Maria Shaginian
en la Perspectiva Nevski. Dijo: " Eres una cosa extraña e importante: han
hecho un decreto especial sobre ti: no arrestar, pero tampoco imprimir").
De "Prosas"
En: petitpalaisduvocabulaire.blogspot.com
A la ciudad de Pushkin
1
¿Qué puedo hacer?
Ellos te destruyeron,
¡Qué encuentro más
cruel que el separarse!
Aquí hubo un
surtidor, allá alamedas,
Más a lo lejos
verdecía el parque...
La aurora más
rosada que ella misma
Fue aquél abril.
Olor a húmeda tierra,
A primer beso...
2
Las hojas de este
sauce en el siglo pasado se murieron,
Para brillar cien
veces más lozanas en la forma de un verso.
Las rosas se
trocaron en purpúreas rosaledas silvestres,
Pero los himnos de
la escuela siguen brotando sin desánimo.
¡Medio siglo pasó!
Fui premiada por la divina suerte
Y en los días
violentos olvidé el fluir de los años.
¡Ya no voy por
allí! Pero a la orilla del río de la muerte,
Yo llevaré mis
trémulos jardines de Tsárskoie Seló.
Versión de Rafael Alberti
Cuando escuches el trueno me recordarás...
Cuando escuches el
trueno me recordarás
Y tal vez pienses
que amaba la tormenta...
El rayado del cielo
se verá fuertemente carmesí
Y el corazón, como
entonces, estará en el fuego.
Esto sucederá un
día en Moscú
Cuando abandone la
ciudad para siempre
Y me precipite
hacia el puerto deseado
Dejando entre
ustedes apenas mi sombra.
Dedicatoria
Las montañas se
doblan ante tamaña pena
Y el gigantesco río
queda inerte.
Pero fuertes
cerrojos tiene la condena,
Detrás de ellos
sólo "mazmorras de la trena"
Y una melancolía
que es la muerte.
Para quién sopla la
brisa ligera,
Para quién es el
deleite del ocaso -
Nosotras no
sabemos, las mismas por doquiera,
Sólo oímos el
odioso chirriar de llaves carceleras
Y del soldado el
pesado paso.
Nos levantamos como
para la misa de madrugada,
Caminábamos por la
ciudad incierta,
Para encontrar una
a la otra, muerta, inanimada,
Bajo el sol o la
niebla del Neva más cerrada,
Mas la esperanza a
lo lejos canta cierta...
La sentencia... y
las lágrimas brotan de repente,
Ya de todo
separada,
Como arrancan la
vida al corazón, dolorosamente,
Como si hacia atrás
la derribaran brutalmente,
Pero marcha...
vacila... aislada...
¿Dónde están ahora
aquellas compañeras del azar,
De mis años de
infierno desnudo?
¿En la borrasca
siberiana cuál es su soñar,
Qué imaginan en el
círculo lunar?
A vosotras os envío
mi adiós y mi saludo
Versión de Jorge Bustamante García
La musa
Cuando en la noche
oscura espero su llegada,
Se me antoja que
todo pende de un hilo.
¿Qué valen los
honores, la libertad incluso,
cuando ella acude
presta y toca el caramillo?
Mira, ¡ahí viene!
Ella se echa a un lado el velo
Y se me queda
mirando larga y fijamente. Yo digo:
"¿Has sido tú
la que le dictó a Dante las páginas sobre el infierno?"
Y ella responde:
"Yo soy aquella."
Versión de María Teresa León
De: poesia@amediavoz.com
Su esposo, Nikolái Gumiliov, fundador del acmeísmo, junto a otros poetas. Ejecutado por el régimen soviético. |
Jirafa
Hoy descubro que
tienes una mirada triste,
Una particular
finura de los brazos que rodean tus rodillas.
Pero escucha: muy
lejos, allá en el lago Chad,
Se pasea con gracia
una jirafa.
Ostenta, elegante,
su tierna delgadez
Y adorna su piel un
mágico trazado,
Al que solo la luna
se atreve a compararse
Cuando, quebrada,
flota sobre los grandes lagos.
A lo lejos semeja
las velas de una nave,
Y su carrera fluye
como el risueño vuelo de los pájaros;
Sé que la tierra la
contempla asombrada
Cuando al anochecer
se esconde en su gruta de mármol.
Conozco las
leyendas de misteriosos pueblos:
La de una virgen
negra, la del guerrero amante.
Pero hace mucho
tiempo respiras en la bruma,
Y no quieres creer
sino en la lluvia fría.
Entonces ¿cómo
hablarte de un jardín tropical,
De las esbeltas
palmas, del aroma de plantas ignotas...?
¿Lloras? Escucha:
muy lejos, allá en el lago Chad
Se pasea con gracia
una jirafa.
Traducción del ruso
de José Manuel Prieto y Ernesto Hernández Busto
De: http://descontexto.blogspot.com
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