13 de junio de 1888- Portugal Poeta, traductor. |
Esto
Dicen que pretendo
o miento
En cuanto escribo.
No hay tal cosa.
Simplemente
Siento imaginando.
No uso las cuerdas
del corazón.
Todo cuanto sueño o
pierdo,
Que pronto cae o
muere en mí,
Es como una terraza
que mira
Hacia otra cosa más
allá.
Esa cosa me
arrastra.
Y así escribo en
medio
De las cosas no
junto a mis pies,
Libre de mi propia
confusión,
preocupado por
cuanto no es.
Sentir? Dejemos al
lector sentir!
(? 1933)
Versión de Rafael Díaz Borbón
En la gran oscilación...
En la gran
oscilación
Entre creer y no
creer,
El corazón se
trastorna
Lleno de nada saber
Y, ajeno a lo que
sabía
Por no saber lo que
es,
Sólo un instante le
cabe
Que es el conocer
la fe-
Fe que los astros
conocen
Porque es la araña
que está
En la tela que
ellos tejen,
Y es vida que había
ya.
Reniego, lápiz
partido...
Reniego, lápiz partido,
Todo cuanto deseé.
Y no soñé ser
servido
De ir a donde nunca
iré.
Paje embutido en
harapos
Del triunfo que
otros tuvieron,
Yo podré amar estos
trapos
Por ser cuanto a mí
me dieron.
Sabré, príncipe
mendigo,
Coger, con la buena
gente,
Entre el ondear del
trigo
La amapola
inteligente.
No la que das, la flor que tú eres
quiero...(*)
No la que das, la
flor que tú eres quiero.
Por qué me niegas
lo que no te pido.
Tiempo habrá de que
niegues
después de que
hayas dado.
flor, ¡séme flor!
Si te cogiese avara
mano de infausta
esfinge, tú perenne
sombra errarás
absurda
tras lo que nunca
diste.
(*)
Ricardo Reis
Versión de Ángel Crespo
Oda
(*)
Para ser grande, sé
entero: nada
Tuyo exageres o
excluyas.
Sé todo en cada
cosa. Pon cuanto eres
En lo mínimo que
hagas,
Por eso la luna
brilla toda
En cada lago, porque
alta vive.
(*)
De heterónimo Ricardo Reis
Poema XXIX (**)
No soy igual en lo
que digo y escribo.
Cambio, pero no
cambio mucho.
El color de las
flores no es el mismo bajo el sol
que cuando una nube
pasa
o cuando entra la
noche
y las flores son
color de sombra.
Pero quien mira ve
bien que son las mismas flores.
Por eso cuando
parezco no estar de acuerdo conmigo
fijaros bien en mí:
si estaba vuelto
para la derecha
me volví ahora para
la izquierda,
pero soy siempre
yo, asentado sobre los mismos pies.
El mismo siempre,
gracias al cielo y a la tierra
y a mis ojos y
oídos atentos
y a mi clara
sencillez de alma.
(**) De heterónimo Alberto Caeiro
Todas las cartas de amor son ridículas...*
Todas las cartas de
amor son
ridículas.
No serían cartas de
amor si no fuesen
ridículas.
También escribí en
mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Las cartas de amor,
si hay amor,
tienen que ser
ridículas.
Pero, al fin y al
cabo,
sólo las criaturas
que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.
Quién me diera el
tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.
La verdad es que
hoy mis recuerdos
de esas cartas de
amor
sí que son
ridículos.
(Todas las palabras
esdrújulas,
como los
sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).
**Heterónimo A. Campos
Versión de Miguel Ángel Flores
De: poesia@amediavoz.com
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