domingo, 20 de abril de 2014

Vivir en las cloacas de Fyffes


José Antonio Rial
21 de abril de 1911- España


LA VOZ DE UN ESCRITOR AUTÉNTICO

“No se olvida el castigo que implica prohibición absoluta, el castigo que condena a no ser, que somete a ser noche, no de estrellas, sino abismo negro sin fondo, sin mar y sin riberas” - José Antonio Rial

La novela de José Antonio Rial La prisión de Fyffes (1969) es realmente un reportaje biográfico de las experiencias en aquella sórdida prisión, antiguo almacén de plátanos de Santa Cruz de Tenerife convertido en cárcel improvisada a raíz de la rebelión militar del general Franco. En esta prisión también estuvo recluido el más joven de los poetas canarios vanguardistas Domingo López Torres, que antes de ser arrojado al mar con otros compañeros enfundados en sacos, escribió un estremecedor poema “Los retretes (3 de la mañana)”, al que pertenecen estos versos: “Mientras la oscura cloaca de desdenes / insuficiente para tanta ofrenda / salta sobre la geometría de los bordes / inventando rizados carruseles”.

En su libro La prisión de Fyffes, Rial ha descrito sobrecogedoramente aquel repelente e insalubre lugar: “resultaba difícil superar la prueba de lo escatológico humano”, un “vivir en cloacas” en un recinto de republicanos hacinados, “hombres inmovilizados, a los que acecha la muerte cada día” y que tuvieron que enfrentarse a muy difíciles condiciones físicas y morales. La habilidad narrativa demostrada por Rial para combinar el elemento testimonial con las abundantes interiorizaciones de los personajes, pone en evidencia a un auténtico novelista.

El novelista, dramaturgo y periodista José Antonio Rial nace en San Fernando, Cádiz, el 21 de abril de 1911 y fallece en Caracas el 17 de noviembre de 2009, a la edad de 98 años. Hijo de un marinero antimilitarista, siendo muy niño se traslada con su familia a la Isla de Lobos de Canarias, donde su padre había sido destinado como farero. “Lo más característico, acaso, de mi vida ha sido criarme en faros -nos confesaría Rial- hijo de un raro torrero que escribía novelas, teatro y artículos para lejanos periódicos”. Estudia bachillerato en Las Palmas de Gran Canaria y culmina los estudios de oficial de marina en Tenerife. A los catorce años trabaja de reportero en el diario de La Provincia (Las Palmas). Se vincula al núcleo vanguardista de la revista Gaceta de Arte, dirigida por Eduardo Westerdahl, y en cuya redacción figuraban Agustín Espinosa, Pedro García Cabrera, Domingo Pérez Minit, Óscar Petana Ramos, Emeterio Gutiérrez Albelo y Domingo López Torres.

Militante de Izquierda Republicana es detenido en 1936, tras la sublevación militar del general Franco, y encarcelado en la prisión de Fyffes, donde por participar en una conspiración sufre un segundo consejo de guerra. Aunque el fiscal pide la pena de muerte, sólo permanece en la cárcel hasta el 5 de noviembre de 1943, día en que queda en libertad vigilada. Retoma su carrera literaria y publica la novela Gente de mar (1947, primer premio de la Asociación de la Prensa de Tenerife). En 1950, ante el temor de ser encarcelado nuevamente, emprende el camino del exilio a Venezuela. Trabaja para las editoriales Las Novedades y La Continental. Escribe en el periódico El Universal de Caracas, del que llega a ser jefe de redacción. Asiste a la Universidad Central, donde tiene como profesor al novelista y ensayista exiliado Segundo Serrano Poncela, que le anima a proseguir la carrera literaria. Durante casi dos décadas mantiene en la Televisión Nacional de Venezuela un programa semanal sobre teatro, “El rostro y sus máscaras”. En 2007 se le otorga la Medalla de Oro de Canarias.

José Antonio Rial publica en Venezuela los siguientes libros de prosa narrativa Venezuela Imán (1954), Reverón (1954), Jezabel (1965) y La prisión de Fyffes (1969), su obra más relevante. Más tarde, en 1991, se publica Segundo naufragio y Tiempo de espera y, en 2004, Las nereidas del faro. Participa en la obra colectiva rescatada recientemente Antología de musas cautivas (2008), edición facsímil de un valiosísimo manuscrito elaborado por presos políticos canarios en las cárceles de Lazareto-Gando y Fyffes. Sus obras de teatro, representadas a partir de mediados de los setenta por el grupo venezolano Rajatabla, le otorgan una gran popularidad y le convierten en el autor dramático más demandado del público venezolano. Entre sus numerosas obras, citaremos: Entelequias, su primera obra teatral, escrita a la edad de 18 años, Viaje interior, publicada en 1935, Ángel, obra escrita en sus años de cárcel, Los armadores de la goleta Ilusión (1950), La torre (1951), obra galardonada en el Ateneo de Caracas, Nurami (1954), Cementerio de automóviles (1957). La escuela nocturna (1963), La muerte de García Lorca (1969), El padre (1977), Bolívar (1982), La fragata del sol (1983), Cipango (1986), visión polémica del descubrimiento colombino, Panamá (1990), La Cenicienta en Palacio (1993) y Sucre, el sueño del hombre (2004), epopeya sobre el Gran Mariscal de Ayacucho y, sobre todo, un canto a la libertad.

Y como dijo el escritor isleño: “La libertad es para mí un regalo mayor que un convite para un muerto de hambre”.

Francisco Arias

De: ISLABAHIA.COM


El genocidio en Europa y medio mundo que impulsó el fascismo es harto conocido. Pero por desgracia, es más desconocido su brutal zarpazo en países como Canarias. Campos de concentración como Fyffes, Gando, La Isleta, Tefía...regaron la tierra canaria de sangre de antifascistas, revolucionarios o simples isleños comprometidos con las libertades. Detenciones, torturas, persecución, asesinatos...casi 7.000 canarios fueron asesinados, cerca de 40.000 detenidos y miles de familias humilladas y hundidas en la miseria. Todo ello en un país que, si bien resistió en algunos focos (Arucas, Vallehermoso, La Palma...), no plantó una oposición militar comparable al de otras naciones del estado. Con todo, el pueblo canario padeció una represión tal comparable a las regiones españolas que más encarnizadamente resistieron a las tropas franquistas. ¿Por qué? Aún los historiadores no nos dan respuestas convincentes. Nosotros no descartamos, en absoluto, el desprecio de los mandos militares españoles en Canarias con las masas campesinas y trabajadoras de isleñas. Todo esto sin olvidar, por supuesto, el nefasto y criminal papel que jugó las oligarquías insulares colaboracionistas. Aunque ya no puede sorprender el cinismo hispánico -ya estamos acostumbrados al mismo-  resulta bochornoso que aún pongan sobre la mesa los conventos e iglesias que fueron quemados cuando ni uno sólo de ellos fue en Canarias ni por los canarios. Exterminando  toda una generación de canarios y canarias formados, politizados y comprometidos, debemos reconocer el retroceso que supuso para la concientización de la sociedad canaria. Hoy las consecuencias continúan vigentes.

Nosotros no olvidamos el genocidio. No queremos venganza sino MEMORIA Y DIGNIDAD.

Publicado por BLOG Nación Canaria 





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