«—Adiós, Gerineldo,
hijo mío —gritó—. Salúdame a mi gente y dile que nos vemos cuando escampe»
Úrsula cuando ve
pasar el cadáver de Gerineldo Márquez – Cien años de soledad”
Hasta pronto, Gabo:
Prudencio Aguilar
tuvo que recorrer un largo trecho antes de encontrar Macondo, pero a ti te
guiará la abuela Mina que ya no hablará de fantasmas ni premoniciones porque
recibió los mensajes de todos los macondinos que sólo le temían a la peste del
insomnio o a los recuerdos olvidados. Y, como Melquíades o Prudencio
Aguilar, viajarás más de cien años,
porque la memoria revivirá al último
Buendía y tal vez, tú ya estés inventando otra ciudad desde el otro lado de la
vida.
Susana Matteo
Centro de Formación Humanística PERRAS NEGRAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario