jueves, 17 de abril de 2014

Hacia otra libertad fuiste, compañero Gabo



Seguramente cerraron tus párpados aquellas mariposas amarillas que a tantos/as jóvenes del mundo regalaste para alivianar el peso de sus cuerpos rasgados por la injusticia, para reforzar la seda de sus porfiados sueños, para desvestirlos de la soledad de América Latina.


Seguramente ellas abrirán tus otros párpados, allá, en el otro Macondo... Y como te entrenaste una vida para estar en mágicos territorios, seguramente las mandarás de regreso: su misión sigue viva: no son tiempos del cólera, pero ¡hace tanta falta el Amor!


Gracias por tu fiel compañía en tiempos amargos;
gracias por tu presencia de gigante hermoso 
en la playa de mi ignorancia...    


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