27 de enero de 1832- Reino Unido Matemático, lógico, fotógrafo y escritor. |
--¿Te gustaría vivir en la casa
del espejo, gatito? Me pregunto si te darían leche allí; pero a lo mejor la
leche del espejo no es buena para beber... pero ¡ay, gatito, ahí está ya el
corredor! Apenas si puede verse un poquitito del corredor de la casa del
espejo, si se deja la puerta de nuestro salón abierta de par en par: y por lo
que se alcanza a ver desde aquí se parece mucho al nuestro sólo que, ya se
sabe, puede que sea muy diferente más allá. ¡Ay, gatito, qué bonito sería si
pudiéramos penetrar en la casa del espejo! ¡Estoy segura que ha de tener la mar
de cosas bellas! Juguemos a que existe alguna manera de atravesar el espeio;
juguemos a que el cristal se hace blando como si fuera una gasa de forma que
pudiéramos pasar a través. ¡¿Pero, cómo?! ¡¡Si parece que se está empañando
ahora mismo y convirtiéndose en una especie de niebla!! ¡Apuesto a que ahora me
sería muy fácil pasar a través! --Mientras decía esto, Alicia se encontró con
que estaba encaramada sobre la repisa de la chimenea, aunque no podía acordarse
de cómo había llegado hasta ahí. Y en efecto, el cristal del espejo se estaba
disolviendo, deshaciéndose entre las manos de Alicia, como si fuera una bruma plateada
y brillante.
Un instante más y Alicia había
pasado a través del cristal y saltaba con ligereza dentro del cuarto del
espejo. Lo primero que hizo fue ver si había un fuego encendido en su chimenea
y con gran satisfacción comprobó que, efectivamente, había allí uno, ardiendo
tan brillantemente como el que había dejado tras de sí --De forma que estaré
aquí tan calentita como en el otro cuarto --pensó Alicia-- más caliente aún, en
realidad, porque aquí no habrá quien me regañe por acercarme demasiado al
fuego. ¡Ay, qué gracioso va a ser cuando me vean a través del espejo y no
puedan alcanzarme!
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