jueves, 19 de diciembre de 2013

Guido Gossano, poeta "crepuscular"

19 de diciembre de 1883 - Turín


LA AUSENCIA


Un beso. Y va lejos. Desaparece
en el fondo, allá donde se pierde
la calle boscosa, que parece
un gran corredor en el verde.

Rememoro aquí donde hace poco
vestía el bello traje gris:
vuelvo a ver el crochet, las novelas
y cada sutil vestigio...

Me inclino en el balcón. Abandono
la mejilla sobre la baranda.
Y no estoy triste. No estoy
más triste. Esta noche retorna.

Alrededor declina el verano.
Y sobre un geranio bermellón,
agitando las alas caudales,
planea un enorme Papilio...

El azul infinito del día
es como la seda bien extendida;
pero sobre la llanura serena
la luna ya piensa el regreso.

La charca brilla. Se calla
la rana. Pero guiña un resplandor
de un fuerte verde esmeralda, de brasa
azul: el martín pescador.

Y no estoy triste. Pero me quedo
perplejo si miro el jardín...
¿Perplejo de qué? Nunca me he
sentido tan niño...

¿Perplejo de qué? De las cosas.
Las flores me parecen extrañas:
aunque hay siempre rosas,
aunque hay siempre geranios...



De: letras.s5.com


Poetas crepusculares


Poetas italianos de principios del siglo XX, que, pese a tener una idea común de la poesía, no formaban una verdadera escuela y no elaboraron una poética precisa.

El principal representante del grupo fue Guido Gozzano (El camino del refugio, 1907; Los coloquios, 1911); otros exponentes fueron Sergio Corazzini, Marino Moretti y Fausto Maria Martini. El término crepuscular fue empleado por primera vez por Giuseppe Antonio Borgnese en una reseña que subrayaba el tono humilde, sosegado y un poco triste de su poesía. En efecto, tanto los temas como las opciones expresivas de estos poetas producen un efecto de modesto realismo cotidiano. El lenguaje es sencillo, las palabras pertenecen con frecuencia a la lengua hablada, el verso tiende a la prosa porque el mundo representado está hecho de "pequeñas cosas de pésimo gusto", por citar un verso de Gozzano. En este mundo doméstico se mueven personajes corrientes que viven existencias humildes y banales, como la señorita Felicitá, ama de casa feúcha, protagonista de una célebre poesía de Gozzano. Frente a este mundo provinciano, la actitud del poeta es de melancolía junto a una clara conciencia de distanciamiento irónico.
Todo esto no significa en absoluto que la poesía crepuscular sea ingenua y simple; al contrario, la elección literaria de estos autores es rigurosa y consciente. Si por una parte rechaza y supera el modelo noble y grandilocuente de Gabriele D’Annunzio, a pesar de que imita una colección suya de poesías de tono muy sosegado, concretamente, el Poema paradisíaco, no obstante, sigue modelos italianos y extranjeros concretos, como la poesía prosaica del tipo de Vittorio Betteloni, y el simbolismo de Giovanni Pascoli, Paul Verlaine y algunos poetas decadentes flamencos y franceses, como Maurice Maeterlinck, Georges Rodenbach o Jules Laforgue.





En contraste (no absoluto) con la poesía dannunziana, fue característica de la primera década del siglo XX la lírica de los "crepuscolari", modestos, sencillos, lunares, lácteos y coloquiales en su tono, dentro de las formas elementales. Los dos más típicos murieron jóvenes, de tuberculosis, enfermedad de poetas: Sergio Corazzini, en 1907, fecha de las selvas vanguardistas italianas y Guido Gozzano, cuando Marinetti era un mito de automóviles. No fueron, como digo, poetas que se acercaron a la vanguardia, tan en boga entonces, sino que en ellos había una sentimentalidad que se refrenaba con una sobriedad que hacía pensar, por ejemplo, en Leopardi, si bien en tono más áulico, sino en lenguaje corriente: "Vendrá la paz con las manos juntas // pero no las oirás, tú, pequeña, venir // Volverá, sabes, todos los días // un poco, sin decirte nada; y, mira // será como si cantases una // plegaria...", y en este plan, escribió Gozzano.


De: http://emilioarnao.blogspot.es


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