martes, 9 de julio de 2013

“Si creo desde el corazón, casi todo funciona; si lo hago desde la cabeza, casi nada”.

7 de julio







«¡Mi ciudad triste y alegre! De niño te observaba desde nuestro umbral, pueril. A mis ojos de niño te muestras luminosa. Cuando el tabique me molestaba, me subía a un pequeño pilón. Si aún así no conseguía verte, subía hasta el tejado. ¿Por qué no? Mi abuelo también subía. Y te contemplaba a mi gusto». (pág. 9)



«De repente, se abre el techo y un ser alado desciende con estrépito y rapidez, llenando la habitación de corrientes y nubes.
Un crujido de alas que se arrastran.
Pienso “¡Un ángel!”. No puedo abrir los ojos, todo es deslumbrante, demasiado luminoso.
Tras fisgonear por todos lados, levita y se escabulle por la grieta del techo, llevándose con él toda la luz y el aire azul.
Vuelve a oscurecer. Me despierto.
Mi cuadro La aparición evoca este sueño».(pág. 103)



«Mi alma, parecida a una habitación húmeda, rezuma lentamente.
La esperanza queda disimulada en la cartera de cuero.
Aquí está mi juicio y la densidad de todas mis ilusiones.
Nieva. Hace frío. No hay leña.
Me han instalado en dos habitaciones que pertenecen a un apartamento ocupado por una numerosa familia polaca.
Sus miradas herían, como espadas».(pág. 187)











Bella y Marc

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