Creo que una hoja de hierba, no es menos
que el día de trabajo de las estrellas,
y que una hormiga es perfecta,
y un grano de arena,
y el huevo del régulo,
son igualmente perfectos,
y que la rana es una obra maestra,
digna de los señalados,
y que la zarzamora podría adornar,
los salones del paraíso,
y que la articulación más pequeña de mi mano,
avergüenza a las máquinas,
y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha,
supera todas las estatuas,
y que un ratón es milagro suficiente,
como para hacer dudar,
a seis trillones de infieles.
Descubro que en mí,
se incorporaron, el gneiss y el carbón,
el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces.
Que estoy estucado totalmente
con los cuadrúpedos y los pájaros,
que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos
y que puedo hacerlo volver atrás,
y hacia mí, cuando quiera.
Es vano acelerar la vergüenza,
es vano que las plutónicas rocas,
me envíen su calor al acercarme,
es vano que el mastodonte se retrase,
y se oculte detrás del polvo de sus huesos,
es vano que se alejen los objetos muchas leguas
y asuman formas multitudinales,
es vano que el océano esculpa calaveras
y se oculten en ellas los monstruos marinos,
es vano que el aguilucho
use de morada el cielo,
es vano que la serpiente se deslice
entre lianas y troncos,
es vano que el reno huya
refugiándose en lo recóndito del bosque,
es vano que las morsas se dirijan al norte
al Labrador.
Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido
en la fisura del peñasco.
Versión de León Felipe
De: Hojas de hierba
de Walt Whitman
31 de mayo de 1819 Uno de los Padres de la Poesía Moderna. Otro de los perseguidos por la hipocresía universal. |
32. Creo que podría
volverme a vivir con los animales.
¡Son tan plácidos y
tan sufridos!
Me quedo mirándolos
días y días sin cansarme.
No preguntan,
ni se quejan de su
condición;
no andan despiertos
por la noche,
ni lloran por sus
pecados.
Y no me molestan
discutiendo sus deberes para con Dios...
No hay ninguno
descontento,
ni ganado por la
locura de poseer las cosas.
Ninguno se
arrodilla ante los otros,
ni ante los muertos
de su clase que vivieron miles de siglos
antes que él.
En toda la tierra
no hay uno solo que sea desdichado o venerable.
Me muestran el
parentesco que tiene conmigo,
parentesco que
acepto.
Me traen pruebas de
mi mismo,
pruebas que poseen
y me revelan.
¿En dónde las
hallaron?
¿Pasé por su camino
hace ya tiempo y las dejé caer sin darme cuenta?
Camino hacia
delante, hoy como ayer y siempre,
siempre mas rico y
mas veloz,
infinito, lleno de
todos y lo mismo que todos,
sin preocuparme
demasiado por los portadores de mis recuerdos,
eligiendo aquí solo
a aquel que más amo y marchando con {el en un abrazo
fraterno.
Este es un caballo
¡Miradlo!
Soberbio,
tierno,
sensible a mis
caricias,
de frente altiva y
abierta,
de ancas satinadas,
de cola prolija que
flagela el polvo,
de ojos vivaces y
brillantes,
de orejas finas,
de movimientos
flexibles...
Cuando lo
aprisionan mis talones, su nariz se dilata,
y sus músculos
perfectos tiemblan alegres cuando corremos en la pista...
pero yo solo puedo
estar contigo un instante.
Te abandono,
maravilloso corcel.
¿Para qué quiero tu
paso ligero si yo galopo mas de prisa?
De pie o sentado,
corro más que tú.
Versión de León
Felipe
De: Canto a mí mismo
Una araña paciente
y silenciosa...
Una araña paciente
y silenciosa,
vi en el pequeño
promontorio en que
sola se hallaba,
vi cómo para
explorar el vasto
espacio vacío
circundante,
lanzaba, uno tras
otro, filamentos,
filamentos,
filamentos de sí misma.
Y tú, alma mía,
allí donde te encuentras,
circundada,
apartada,
en inmensurables
océanos de espacio,
meditando,
aventurándote, arrojándote,
buscando si cesar
las esferas
para conectarlas,
hasta que se tienda
el puente que precisas,
hasta que el ancla
dúctil quede asida,
hasta que la
telaraña que tú emites
prenda en algún
sitio, oh alma mía.
Versión de Leandro
Wolfson
“Ni un solo momento, viejo hermoso
Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de
mariposas”
Federico García Lorca
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