Sandra GARDELLA
Mujer de 42 años. Docente de Química en Enseñanza Secundaria desde hace
más de dos décadas. Mamá de tres seres maravillosos y amiga de algunos más…
Me defino como creyente en la superación y transformación permanente del
ser humano en las distintas áreas, buscadora de nuevos posibles, y artesana…considerando
este último oficio como el fundamental para la invención de lo cotidiano a
nivel profesional y personal. Me reconocen como inquieta en todos los ámbitos.
Apasionada por vivir generosamente, en colectivo, y agradecida de poder
hacer lo que amo y disfrutarlo.
Hace unos años me rencontré con la escritura, en un momento difícil de
mi vida en que vivencié los ciclos
muerte-vida, vida-muerte. Así sentí la
necesidad de escribir otra vez y las palabras fluyeron como si hubieran estado en barbecho.
Desde hace nueve años nos acompañan
y en distintos estilos, pero hemos aprendido que la escritura abre y
cierra procesos; también comprendimos que en nuestra crianza las palabras
escritas siempre fueron una forma de comunicar afectos importantes y fundantes…añoradas
“cartitas” de mamá y papá…
Nuestra búsqueda profesional nos permitió, y permite, resignificar la
escritura como esa huella que deseamos dejar en esta vida y, a través de ella, nos
encontramos con otros seres que nos alientan a continuar haciéndolo… y a compartirlo.
Esas huellas se transforman cuando alguien se permite posar sus ojos en
ellas, y continúan su senda existencial más allá de nuestra presencia…
Un asunto geométrico
Una línea punteada
representa una continuación pero también se puede ver como interminable. Es en
definitiva un conjunto de llenos y vacíos. Tal vez sea más real que la línea
llena, donde todo está tan ordenado y alineado como completo. Es más fácil
cambiar de dirección en una línea punteada, es más flexible, permite amoldarse
.
Tiene que ver con la
forma en que sentí una vez el Amor.
Era como una línea punteada donde las rayas eran más cortas
que los espacios, porque la ausencia era mayor que la presencia.
Fue un amor intermitente como las luces de Navidad, que se prenden y
se apagan; tal vez esa modalidad le haya permitido permanecer. Pero también
sentí su existencia a pesar de nosotros, a pesar de las acciones; fue la
primera vez que sentí algo a pesar de la razón y siguió estando sin encontrarle
las causas de su permanencia pero sí sintiendo sus consecuencias.
Alguien me dijo que
cuando no se puede explicar un sentimiento es porque realmente existe.
Es raro, creo que no se puede mantener algo
fuertemente con una línea punteada, porque no resiste, no sostiene, se corta
continuamente. Pero paralela a esa línea iba otra, la llena, que crecía más
cada día sin saber por qué. La punteada eran los hechos, la realidad material,
y la llena, la emocional, que acompañaba
a la punteada entre presencias y ausencias, rompiendo todos los códigos y
estructuras que habían estado conmigo hasta ese momento. Más de una vez lograron
interceptarse y fue así que me di cuenta que ése era el origen de un impulso
para otro tramo de recorrida en paralelo.
No había puntos predeterminados
para esas intersecciones; sólo sabíamos que ambos queríamos que ocurrieran más
allá del tiempo y del espacio.
¿Será la Felicidad la
intersección de estas dos líneas paralelas
o la yuxtaposición de ambas?
El regalo
No
recuerdo bien cuándo empezó a venir, sólo sé que no fue en los primeros días.
Se
tomó su tiempo y cuando llegó ni siquiera me dijo: "Soy nuevo". Él
sabía que yo lo había notado a pesar de su silencio, su postura diferente; su
gesto lo distinguía entre todos. La actitud era casi soberbia: no esperaba nada
de los que allí estábamos, no necesitaba nada de nosotros, estaba por
obligación.
Cuando
le preguntaba “¿No trabajás?” sabía qué contestarme para dejarme satisfecha y
que no preguntara más. Pero no lo logró: solamente comunicarme con él se
convirtió en un desafío profesional; ése fue mi único objetivo y tal vez a él
le sorprendió que un adulto, con túnica blanca, con tantos esquemas, tantas
horas de trabajo y tan cansada, se interesara en su vida.
Recuerdo
su cara de asombro cuando un día en el que intentaba enseñar contenidos
curriculares le pregunté:
-"¿Estas
copiando, Martín?"-
- No- me
contestó honestamente, sonrojándose -
Estoy escribiendo una canción -. Y esperó el rezongo.
- Bueno, después me gustaría leerla- le
contesté.
Su
respuesta fue una mirada ingenua y silenciosa pero cuando terminó la clase se
fue, desapareció entre sus compañeros y el bullicio del recreo.
Al
otro día le recordé que realmente me encantaría conocer sus creaciones y me
quedó mirando con una expresión interrogante, una mezcla de ¿estás segura?,
¿para qué? ¿por qué?
Los
días continuaron pasando y no es fácil desconstruir la desconfianza generada
cuando no se cumple con las expectativas que otros tienen sobre tu vida, la
frustración transmitida cuando no cumplís con las obligaciones en tiempo y
forma. Le costó creer que un adulto perteneciente al sistema educativo, con
discursos conservadores a su criterio, con aspecto y vida convencional, se
interesara en alguien como él, tan distinto, tan rebelde y además, tan
desconocido.
Cuando
llegó esa letra a mis manos, me vio leerla y sintió realmente que él me importaba, no era una
hipócrita más: entonces comenzamos a comunicarnos. Así se estableció un vínculo
de intercambio de saberes, sin perder en ningún momento el rol pero sí
acortando la distancia que algunos creen necesaria para poder cumplir esta
tarea.
Descubrí
un ser tímido, ávido de conocimientos profundos, preocupado por la realidad que
no le es ajena y tratando de explicarla, ¡menuda tarea para sus 16 años! Una
tarea para la que había encontrado una forma de expresarse: a veces una desesperada
protesta, a veces un pedido de ayuda pero siempre una puerta a través de la
cual conocerlo y así resignificar nuestra tarea.
El
año lectivo siguió su curso y Martín continuó asistiendo al liceo a pesar de
sus insuficiencias. ¿Para qué?- preguntaban algunos- si ya tiene el año casi
perdido. Me parece que también descubrí
la respuesta: él ha hallado un lugar donde puede ser él mismo, donde se
valoró su creación, donde no tiene que aparentar ser buen o mal alumno; halló
un grupo humano que mira su vida con proyección y por eso hablamos mucho de su
capacidad para revertir los resultados curriculares, de que sólo él puede
hacerlo.
Y
lo entendimos, los dos -él y yo-; entendimos que para llegar a concretar un
sueño tenemos que pasar por cosas que a veces no nos gustan pero que son parte
del camino y que también podemos aprender de ellas.
Por eso siento que ante la desesperanza
general y la impotencia que nos genera no lograr nuestros objetivos, educativos
o personales, sólo tenemos que replantearlos y ampliar nuestra expectativa.
Como en esta historia, en este cuento de feliz resolución, porque no es un
suceso menor estar presente en la vida de Martín y es un verdadero regalo para
mí, narradora privilegiada, ver cómo no abandona la búsqueda de otras llaves de
Su lugar en este mundo.
Inmaculada
Sólo una
palabra, ¡qué poder!
Desencadenó una
serie de sucesos
Conscientes e
inconscientes
Sorpresa,
Interrogantes,Sueños…
El poder de las
palabras
Fuera de
nuestra boca
Dentro del
otro, de su razón
Dentro de su
experiencia,
De sus significaciones
En un espacio
entre
Que no siempre
es común
Al decodificar
Salió de su
boca, sin saber
Y llegó a
ella ignorando
Todo lo que
provocaría
Sorprendente…………..
Lo que una sola
palabra puede
Des-atar
Provocación?
Desafío?
Pero ese
sustantivo continuaba
Su inmutable
recorrido interior.
Cuando pudo
devolvérsela
A él
Sintió algo de
alivio,
No fue fácil
desprenderla
En algún punto
la sentía suya
Luchó con la
“amnesia”
¿O con la
represión?
Pero esta vez
el espacio- entre era real
Él estaba allí
para recibirla
Para
resignificarla y
Para significar
con tonos y sentidos
Pero había un
sentido
Que era
indiscutible
Y que sí la
identificaba
Un
descubrimiento que la trascendía
Y que validaba
tantas interrogantes
Ahí donde el
espacio entre se consagra
Cuando se habita
de tonos, voces y olores
Lejos de lo
impoluto
Lejos de lo
virginal, cerca de ellos.
2 comentarios:
Textos interesantes. pinta lindo, el blog. me gusta.
Muchas gracias por tu mensaje: una síntesis muy afectuosa. Ustedes, los lectores, renuevan nuestro entusiasmo.
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