domingo, 20 de julio de 2014

Una lealtad que afrontó hasta el destierro: Francisco Petrarca




20 de julio de 1304- Italia
Poeta- Humanista
Por su amistad con Dante
fue condenado al destierro









Bendito sea el año, el punto, el día...      


Bendito sea el año, el punto, el día,
la estación, el lugar, el mes, la hora
y el país, en el cual su encantadora
mirada encadenóse al alma mía.

Bendita la dulcísima porfía
de entregarme a ese amor que en mi alma mora,
y el arco y las saetas, de que ahora
las llagas siento abiertas todavía.

Benditas las palabras con que canto
el nombre de mi amada; y mi tormento,
mis ansias, mis suspiros y mi llanto.

Y benditos mis versos y mi arte
pues la ensalzan, y, en fin, mi pensamiento,
puesto que ella tan sólo lo comparte.

Versión de F. Maristany


No tengo paz ni puedo hacer la guerra...


No tengo paz ni puedo hacer la guerra;
temo y espero, y del ardor al hielo paso,
y vuelo para el cielo, bajo a la tierra,
nada aprieto, y a todo el mundo abrazo.

Prisión que no se cierra ni des-cierra,
No me detiene ni suelta el duro lazo;
entre libre y sumisa el alma errante,
no es vivo ni muerto el cuerpo lacio.

Veo sin ojos, grito en vano;
sueño morir y ayuda imploro;
a mí me odio y a otros después amo.

Me alimenta el dolor y llorando reí;
La muerte y la vida al fin deploro:
En este estado estoy, mujer, por tí.

Versión de Julián del Valle



De: amediavoz.com

Laura  de Noves
¿Musa real o imaginaria?
Manuscrito original de Petrarca






“La obra de arte es un medio gracias al cual el hombre exterioriza lo que es” -Friedrich Hegel

¿Cómo es, entonces, 
este artista austríaco llamado 
Christian Schloe?











Víctor Hugo afirmaba: 
“En el poeta y en el artista existe el infinito”.

Christian Schloe, en curiosa coincidencia, sostiene: 
"Todo puede suceder en el mundo".


viernes, 18 de julio de 2014

La ficción especulativa en la ciencia-ficción: Brian Aldiss

18 de julio de 1925- Inglaterra

Brian Aldiss fue uno de los responsables de la llamada nueva ola que revolucionó la ciencia ficción y la convirtió en lo que luego se conocería como ficción especulativa... pero no estaba solo: era uno de los integrantes (para algunos el mejor) de la invasión británica que contaba entre sus filas a Moorcock, Ballard y Brunner. La principal plataforma de lanzamiento para esta revolución fue la revista New Worlds dirigida por Moorcock del 64 al 71.

Brian Wilson Aldiss nació en Norfolk, Inglaterra, en 1925. Su relación con la ciencia-ficción empezó temprano: Yo era absolutamente adicto al capitán Justice. [...] Desde la Torre Titánica, Justice resolvía los problemas del mundo angloamericano un cuento tras otro. [...] Así la ciencia-ficción entró en mi vida y empezó a distorsionarla, desde una edad temprana. (...) Pero fue LOS INVASORES EXTRAÑOS lo que me convenció que había descubierto algo importante

Sin embargo su vida no fue tan fácil ni tan feliz: a los ocho años fue enviado a un colegio de pupilo, y luego siguió en la escuela pública hasta los diecisiete años, cuando entró al ejército. “Miles de niños ingleses soportaban y aún soportan el sistema de escuela pública; la mayoría se la ingenia para sobrevivir. Pero en mi opinión es un sistema pernicioso, fatal en muchos aspectos de la vida y explica buena parte de la frialdad atribuida a los ingleses por los extranjeros. Pasaron muchos años antes que pudiera librarme de esa fría sombra de exilio”.

Aldiss participó de la Segunda Guerra Mundial, dejando el ejército a los 23 años “Cuando me fui del ejército no tenía mas ambición que escribir. El regreso a la vida civil en 1948 fue extremadamente desconcertante; no tenía ningún conocimiento de la sociedad, excepto las anticuadas reglas que había percibido brumosamente en la niñez [...] Conseguí un empleo en una librería de Oxford.

Su labor literaria se iniciaría en el periódico del gremio con una serie llamada The Brighfount Diaries, acerca de una librería ficticia y agradable. Un día recibí una carta de Charles Monteith, de Faber y Faber, diciendo que en Faber yo tenía mis fans y tal vez debería de pensar en dar forma de libro a esa serie [...] Así que concreté el libro, mi primera obra publicable, en noviembre de 1955

Su primer libro de ciencia ficción fue una serie de cuentos, publicados gracias a la fama recibida al ganar un concurso del que participaron casi todos los escritores ingleses del género. El cuento se llamaba NOT FOR AN AGE y el diario era The Observer. El año: 1955. El nombre del libro: TIEMPO, ESPACIO Y NATHANIEL. Publicar ese volumen en 1957 fue un acto de fe por parte de Faber. Yo solo había publicado trece cuentos, tuve que escribir apresuradamente el decimocuarto para redondear el número.

Su siguiente obra fue la novela NON-STOP (conocida también como LA NAVE ESTELAR), basada en el cuento de Robert Heinlen SENSE COMMON. Aldiss dijo que lo había fascinado el cuento pero me llamaba la atención la pobreza en la caracterización y la expresión... Mi novela se proponía ser una reacción, un antídoto

Gracias a estos dos libros Aldiss ganó prestigio y empezó a desarrollar su obra basada principalmente en el estilo y la configuración, el tono en el cual se cuenta la historia, obviando así la ciencia ficción dura. Sus consideraciones eran artísticas y no técnicas. En sus propias palabras: yo me impaciento cuando el tecnicismo empieza a dominar al arte.

Esta visión particular de la ciencia ficción, separada de su componente hard y acercada a lo humano, hallaría eco favorable en otro escritor de la época, a quien Aldiss consideraba su único par: Aun antes de la época de Moorcock, habia solo dos autores que yo podía leer con interés en la revista de Ted (editor de una revista inglesa de ciencia-ficción) Uno era yo [...] El otro era J. G. Ballard. Que nunca manchó su carrera escribiendo refritos norteamericanos.

La compra y posterior dirección de la revista New Worlds por Michael Moorcock iniciaría la etapa new wave, donde el acento estaba puesto en la experimentación y el ensanchamiento del género como una reacción contra la corriente pulp. Aldiss apoyaría fervientemente la iniciativa y se convertiría en uno de los autores más reconocidos de esta tendencia. Mike Moorcock al echar a puntapiés a la vieja guardia, aceptó la ciencia-ficción más tradicional, sensible a los problemas actuales

En esa época publicaría dos de los libros que lo vinculaban más estrechamente con la New Wave, tanto por la temática como por el modo de narrarla, sobretodo el modo. Generalmente se da por sentado que mi principal contribución a la era de Moorcock consiste en INFORME SOBRE PROBABILIDAD A y A CABEZA DESCALZA [...] En 1960 me convencía bastante el nouveau roman francés, [...], así desarrollé la situación central de INFORME, una situación saturada por un drama que nunca se resuelve. A CABEZA DESCALZA es mas ambiciosa. La forma esta determinada enteramente por el contenido. Si uno escribe sobre una Europa bombardeada con drogas, ¿cómo se transmite esa experiencia al lector? No tuve dudas, hay que zambullirlo en ese mundo lo más hondamente que se pueda. Y eso se logra mediante la herramienta más poderosa que uno tiene: el uso del lenguaje. Mediante el despliegue de una fraseología adecuada, uno le hace sentir en qué consiste pertenecer a una cultura totalmente liberada y desatada

En esos años publicaría además otras novelas:

INVERNÁCULO (serie): la rotación terrestre se ha detenido y los cambios climáticos consecuentes provocan una exuberante flora. Con esta obra ganaría un Hugo en 1962.

BARBAGRIS: un accidente provoca la esterilidad mundial llevando al mundo a su extinción.

LOS OSCUROS AÑOS LUZ: una sátira sobre el primer encuentro del hombre con seres físicamente repugnantes.

UNA ERA: estudio del viaje en el tiempo desde una perspectiva distinta.

A esto debe agregarse su copiosa producción de cuentos (en la cual destaca EL ÁRBOL DE SALIVA, premio Nébula 1965, mezcla de la ficción pulp tradicional con técnicas de la nueva ola, donde la clásica invasión extraterrestre es tratada con virtuosismo y humor y tiene al propio H. G. Wells como protagonista) y su único libro de viajes, CITIES AND STONES, sobre el viaje que realizó con su segunda esposa, Margaret, por Yugoslavia, en 1964. Un país maravilloso, una gran experiencia, tremenda al punto de quitarle a uno seis meses de vida. Nunca logramos organizar otra expedición similar.

Agotado por el esfuerzo de A CABEZA DESCALZA (y su escaso éxito), ALDISS empezó los 70 escribiendo dos novelas normales: MUCHACHO CRIADO A MANO y SOLDADO ERGUIDO, donde retrata muchas de sus experiencias tanto de estudiante como de soldado.

Volvería a la ciencia-ficción con homenajes a dos de sus autores preferidos: H. G. Wells en LA OTRA ISLA DEL DOCTOR MOREAU y a Mary Shelley con FRANKESTEIN DESENCADENADO.

Produciría también EL TAPIZ DE MALACIA, la historia de un mundo paralelo donde los hombres provienen de los dinosaurios y los cambios están prohibidos por ley; y dos series de cuentos: la de los enigmas, historias exploradas en tres niveles diferentes, y la de los planetas zodiacales, mundos artificiales que giran alrededor de la tierra y a donde van a parar los seres humanos mñas extravagantes.

Su preocupación por el género se vertería además en una revista de crítica de ciencia-ficción escrita en colaboración Harry Harrison de la cual saldrían solo dos números; sin embargo publicaría poco después BILLION YEARS SPREE donde reflexionaría sobre la historia de la ciencia-ficción, analizando sus aspectos más relevantes y a sus autores.

En los 80 se concentraría en un proyecto ambicioso: una trilogía basada en un mundo llamado Helliconia donde cada estación dura varios cientos de años. Siempre he preferido escribir en lo que considero una frontera. Hacer algo que no hacen los demás. Siempre me ha gustado reaccionar contra la ciencia-ficción dura. Es la ciencia-ficción que más disfruto, pero otros la hacen tal vez mejor que yo. Pero unos pocos años atrás descubrí que todos habían dejado de escribir ciencia-ficción dura. Lo que uno encontraba eran esas historias de dragones, y las imitaciones de Tolkien. Me preocupé de veras: pensé que se estaba deteriorando el cuerpo central del género, y entonces decidí escribir un libro que fuera ante todo de ciencia-ficción.

En 1982 aparecerá HELLICONIA SPRING, seguida por HELLICONIA SUMMER al año siguiente y HELLICONIA WINTER en 1985.

Posteriormente a la trilogía publicaría novelas (RUINS, REMEMBRANCE DAY SOMEWHERE EAST OF LIFE), colecciones de cuentos (SEASONS IN FLIGHT, MAN IN HIS TIME, A ROMANCE OF THE EQUATOR, BODILY FUNCTIONS), secuencias de sus novelas normales (A RUDE AWAKENING), revisiones de sus trabajos críticos (TRILLION YEAR SPREE) y una extensa autobiografía, THE TWINKLING OF AN EYE.

Considerado hoy uno de los más grandes escritores de ciencia-ficción, sigue produciendo a un ritmo menor que el acostumbrado, pero con la lucidez de quien supo dar respetabilidad a un género que entonces no la tenia, poniendo su acento en lo humano más que en lo técnico.

© Iván de la Torre

De: http://www.ciencia-ficcion.com





“El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas… Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras raciales”- Nelson Mandela

Ningún tributo más genuino y oportuno para Nelson Mandela -uno de los hombres más auténticos de este mundo- que la emocionante y feliz perseverancia de Déborah Rodríguez, la joven atleta uruguaya que ha establecido un nuevo récord nacional en la prueba de 800 metros Damas en Mataró, España, el 15 de julio de este año.

Déborah se dedica al deporte desde los cuatro años y su progresiva superación es producto de su alto grado de responsabilidad, muy especialmente fomentada por una familia constructora de esos vínculos insustituibles que son el ejemplo y el amor. 
A pesar de tan laboriosa y extensa gestión, el Estado -que somos tod@s- continúa omiso en planificar regímenes de estudio que contemplen las situaciones específicas de nuestr@s deportistas. Tampoco les dota de un apoyo económico acorde con los esfuerzos que demanda su particular estilo de vida.

Gracias, Déborah, por tu Luz, y que esa luz pueda convertirse en tangible referencia para much@s jóvenes que ahora mismo son víctimas de las sombras (y por qué no también, para las Autoridades competentes). 









jueves, 17 de julio de 2014

Yevgueni Aleksándrovich Yevtushenko: mucho más que un arquero de fútbol

18 de julio de 1932- Siberia, Rusia
Poeta, pedagogo, actor y director de cine




















Con dignidad


Con dignidad. Lo principal es recibir
con dignidad los tiempos que sean,
cuando la época se estanque
o se enturbie hasta el fondo.

Con dignidad, lo principal, con dignidad
para que los distribuidores de dádivas
no te conduzcan hasta el establo
y no te atasquen con heno la boca.

El miedo de los tiempos es la caída.
No malgastes tu alma en cobardía,
sino prepárate para la pérdida
de todo lo que te espanta perder.

Si ya todo está hecho trizas
hasta un extremo imposible de prever
recuérdate a ti mismo esta pequeñez:
“También esto hay que sufrir”.




¿Cuándo vendrá a Rusia un hombre?


¿Cuándo vendrá a Rusia un hombre?
¿Uno que no nos engañe?
No hay trabajo en el gobierno, como la honestidad,
pero tal vez… algún día… por primera vez…

¿Qué haría él, un solo hombre?
¿Cómo puede traer tanta discordia en la armonía?
No tendremos ninguna compasión con él,
si no puede reformarnos.

¿Cómo puede mejorarse a sí mismo,
cuando sufre de náuseas,
escuchando las críticas voces
de nuestra muchedumbre y nuestra muchedumbrosa elite?

Debe ser velozmente lento, pero lentamente veloz.
¿Cómo disparas bombas y balas
para acertar precisamente solo a los asesinos
y dejar pasar niños y mujeres inocentes?

¿Cómo preservas la libertad y aguantas
las vulgares maneras de libertad?
¿tomando el azote de la libertad?
¿Cuándo las odas del azotado luzcan como las rayas del látigo?

¿Cómo no comportarse criminalmente, peleando contra los crímenes,
desechando colchones, cunas y cerebros?
¿ejecutando en la Plaza Roja a los grandes ladrones y aun a los insignificantes?
Rusia se convertirá en el desierto de Sahara.

La sangre de las masacres zaristas, del Gulag,
ha lavado todo nuestro honor, los hombres de confianza siguen sin castigo.
Deshonrados por nosotros mismos, anhelamos mucho la honestidad,
pero no la nuestra desafortunadamente.

A la niñez en lugar de dulces caramelos,
es mejor darles nuestra amarga memoria.
Es aterrador cuando los menores se ríen con estupidez
de la honesta pobreza de sus padres.

¿Y qué, si de pronto, un hombre viniera a Rusia,
no un falso mesías de halo fingido,
simplemente uno de nosotros, uno de entre todos.
Y él no nos engaña – pero lo engañamos nosotros?

¿Cuándo vendrá este Alguien a Rusia? ¡Hombre o mujer!
Cuando… cuando todos seamos seres humanos.
Pero la nieve crece cada vez más y más oscura,
y todo está envenenado, nuestros ríos y nosotros.

La cosecha ha fracasado –no en granos- sino en gente.
Rusia no espera más beneficios ni profetas.
¿Cuándo vendrá a Rusia, esa nación de personas,
alguien que no engañe a Rusia? ¿Cuándo?



De: www.artepoetica.net




Cae la nieve pura
                                                          para A.W. Bouis

Cae la nieve pura como
si resbalara por hilos.
Quisiera vivir, vivir
pero sé que no es posible.

Algunas almas se pierden
sin huella en la lejanía,
suben, suben hacia el cielo
como hace la nieve pura.

La nieve pura se disuelve...
yo también desapareceré...
No me preocupa la muerte,
nadie vive eternamente.

No creo en esos milagros.
No soy ni nieve ni estrella,
yo jamás volveré a ser
jamás, jamás, nunca más.

Y pienso yo, pecador:
¿Qué hiciste con tu existencia?
En su torbellino, ¿qué
amaste más que la vida?

Quise con mi sangre a Rusia
como el tuétano de mis huesos,
quise sus ríos creciendo
y debajo de los hielos.

Quise el humo de sus casas,
el aire de sus pinares,
amé a Chejov, Pushkin
y a sus gloriosos ancianos.

Si tuve mis contratiempos,
fue sin lamentarlos mucho.
Qué importa si viví locamente,
por Rusia fue que viví.

Dolorido de esperanzas
(lleno de oculta inquietud),
creo que tal vez un poco
también yo he ayudado a Rusia.

Aunque a mí Rusia me olvide
cuando el tiempo se devane,
el caso es que Rusia viva
para siempre, eternamente.

Cae la nieve pura, cae
como caía en los tiempos
de Pushkin, de Chejov,
como caerá cuando muera...

Cae la nieve, cae la nieve
con cegadora blancura,
borrando todas las huellas,
las que yo dejo y las otras...

Nadie vive eternamente,
pero tengo una esperanza:
si Rusia vive, es decir
que yo también viviré.

Versión de Rafael Alberti y María Teresa León


El último intento

                                                                                     A Masha

El último intento de ser feliz
ciñéndome a todas tus curvas, todas tus sinuosidades,
a la blancura trémula y balbuceante
y a las bayas con el opio del saúco.

El último intento de ser feliz
como si mi fantasma, al filo del abismo,
quisiera saltar huyendo de todas las ofensas,
allá donde hace mucho estaba yo arruinado.

Allí sobre mis huesos rotos
se posa una libélula,
y las hormigas visitan tranquilamente
las cuencas de lo que ayer fueron mis ojos.

Ya me hice alma. Ya no estoy en mi cuerpo.
Escapé a mi prisión de huesos
pero me hastían los fantasmas
y otra vez me llaman los abismos.

Un fantasma enamorado ahuyenta más que un cadáver.
Pero tú no te asustaste sino que comprendiste
y juntos nos hemos arrojado como a un abismo
y el abismo desplegó unas blancas alas
que nos levantó sobre la niebla.

Y estamos tendidos juntos, no en la cama
sino en la niebla que apenas nos sostiene.
Soy un fantasma. Ya no se quiebra mi cuerpo
pero tú estás viva y temo por ti.

Otra vez revolotea el cuervo fúnebre
en espera de carne fresca, como en el campo de batalla.
El último intento de ser feliz.
El último intento de amar.



Me gustaría...


Me gustaría
                         nacer en todos los países,
tener un pasaporte
                         para todos
que provoque el pánico de las cancillerías;
ser cada pez
                         en cada océano
y cada perro
                         en las calles del mundo.
No quiero arrodillarme
                         ante ídolo alguno
ni hacer el papel
                         de un ruso ortodoxo hippie,
pero me gustaría
                         hundirme
                         en lo más hondo del Lago Baikal
y salir resoplando
                         en otras aguas,
                         ¿por qué no en las del Mississippi?
En mi maldito universo amado
                         me gustaría
ser una hierba humilde,
                         nunca un Narciso delicado
que se besa
                         en el espejo.
Me gustaría ser
                         cualquiera de las criaturas de Dios,
incluso la última hiena sarnosa,
pero nunca un tirano,
                         ni siquiera el gato de un tirano.
Me gustaría
                         reencarnar como hombre
                                    en cualquier imagen:
víctima de una cárcel de tortura,
                         un niño vagabundo en los tugurios de Hong Kong ,
un esqueleto viviente en Bangladesh,
                         un pordiosero sagrado en el Tíbet,
un negro de Ciudad del Cabo,
pero nunca encarnar
                         la imagen de Rambo.
Sólo odio a los hipócritas,
                         hienas sazonadas en espesa melaza.
Me gustaría tenderme
                         bajo el bisturí de todos los cirujanos del mundo,
ser un tullido, un ciego,
                         sufrir todo mal, toda deformidad y herida,
ser un mutilado de guerra,
                         o el que recoge las colillas del suelo,
con tal de que no las penetre
                         el infame microbio de la prepotencia.
No quisiera formar parte de la élite,
                         ni, por supuesto, del rebaño de cobardes,
ni perro de manada,
                         ni pastor servil al abrigo de su rebaño.
Y quisiera ser feliz,
                         pero no a costa de los infelices.
Y quisiera ser libre,
                         pero no a costa de los que no lo son.
Quisiera amar
                         a todas las mujeres del mundo,
y ser también una mujer
                         sólo una vez. ..
La madre naturaleza ha menospreciado al hombre.
¿Por qué no lo hizo capaz de ser madre?
Si se agitara un niño
                         bajo su corazón,
acaso el hombre
                         sería menos cruel.
Quisiera ser el pan de cada día,
digamos,
                         ser la taza de arroz
                         de la sufriente madre vietnamita,
el vino barato
                         en las tabernas de los obreros napolitanos,
o el tubito de queso
                         en la órbita lunar.
Que me coman
                         que me beban,
                                      dejadme ser útil
                                                               en la muerte.
Quisiera pertenecer a todas las edades,
                         atolondrar la historia
                                      y atontarla con mis travesuras.
Quisiera llevarle a Nefertiti
                         en una troika á Pushkin.
Quisiera multiplicar
                         cien veces el espacio de un instante
para que al mismo tiempo
                         pueda beber vodka con los pescadores siberianos,
y junto a Homero,
                                      Dante,
                                                     Shakespeare
                                                                                y Tolstoi
sentarme a beber cualquier cosa,
                           salvo, por supuesto,
                                                                     Coca-Cola.
Y bailar al ritmo de los tam-tam en el Congo,
estar en huelga en Renault,
jugar a la pelota con los muchachos brasileños
                           en la playa de Copacabana.
Quisiera hablar todas las lenguas,
                           como las aguas ocultas bajo la tierra,
y hacer todo tipo de trabajo de una vez.
                           Me aseguraría
                de que sólo fue poeta un Yevtushenko,
                           el otro un clandestino
                                                               en alguna parte,
no puedo decir dónde
                           por razones de seguridad.
El tercero, un estudiante en Berkeley,
                           y el cuarto un entusiasta huaso chileno.
El quinto sería tal vez
                           un maestro de niños esquimales en Alaska,
el sexto
                un joven presidente
                           en cualquier parte, modestamente digamos Sierra Leona,
el séptimo
                podría entretenerse en la cuna con un sonajero,
y el décimo,
                          el centésimo,
                                                       el millonésimo...
Para mí, ser yo mismo no es bastante,
                          ¡dejadme ser todo el mundo!
Estaré en miles de ejemplares hasta mi último día
                          para que la tierra vibre conmigo
y las computadoras enloquezcan
                          procesando mi censo universal.
Quisiera combatir en todas tus barricadas,
                                                                                        humanidad,
y morir cada noche
                           como una luna exhausta,
y amanecer cada día
                           como sol recién nacido
con una suave mancha inmortal
                           en la cabeza.
Y cuando muera,
un Francois Villon siberiano,
                          que no descanse mi cuerpo
                           ni en la tierra francesa,
                                           ni italiana,
sino en la tierra rusa, amarga,
                           en una colina verde,
donde por vez primera
                           me sentí todo el mundo.

*Poema escrito originalmente en español



De: amediavoz.com