INVISIBLE
Triste, el hálito de la muerte
sopla a las puertas del alma.
Nadie casi se da cuenta
de su presencia porfiada.
Ronda en los verdes jardines,
en las iluminadas risas y
serpenteantes alegrías,
por recodos penumbrosos
y en la negrura de las noches.
¡Qué sola debe sentirse
sin miradas que la rocen,
sin oídos que la escuchen,
apartada, ignorada,
por inocentes soñantes vencida,
mientras tristemente su hálito
sopla a las puertas del alma.
Graciela Vargas
CERTAMEN SIEMPRE POESIA
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