Miguel de Cervantes Saavedra 29 de setiembre de 1547- España |
«Imaginóse el desdichado que era
todo hecho de vidrio, y con esta imaginación, cuando alguno se llegaba a él,
daba terribles voces pidiendo y suplicando con palabras y razones concertadas
que no se le acercasen, porque le quebrarían: que real y verdaderamente él no
era como los otros hombres, que todo era de vidrio, de pies a cabeza. [...]
Decía que le hablasen desde lejos, y le preguntasen lo que quisieren, porque a
todos les respondería con más entendimiento, por ser hombre de vidrio y no de
carne: que el vidrio, por ser de materia sutil y delicada, obraba por ella el
alma con más prontitud y eficacia que no por la del cuerpo, pesada y
terrestre.[...] Pidió Tomás le diesen alguna funda donde pusiese aquel vaso
quebradizo de su cuerpo, porque al vestirse algún vestido estrecho no se
quebrase; y así, le dieron una ropa parda y una camisa muy ancha, que él se
vistió con mucho tiento y se ciñó con una cuerda de algodón.[...] cuando andaba
por las calles, iba por la mitad dellas, mirando a los tejados temeroso no le
cayese alguna teja encima y le quebrase; los veranos dormía en el campo al
cielo abierto, y los inviernos se metía en algún mesón, y en el pajar, se
enterraba hasta la garganta, diciendo que aquélla era la más propia y más
segura cama que podían tener los hombres de vidrio.»
De: El Licenciado Vidriera
Novela ejemplar de Miguel de Cervantes Saavedra
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