miércoles, 5 de agosto de 2015

“El Diario de Gombrowicz no es un pretexto para la introspección, sino para el análisis, la reflexión y la polémica”- Juan José Saer













La literatura tiene un doble sentido y una doble raíz: nace de una contemplación pura y artística, de una tendencia desinteresada hacia el arte, pero al mismo tiempo constituye también una batalla privada entre el autor y los hombres, un instrumento de su lucha por una existencia espiritual. Es un asunto que madura en soledad, es un crear por crear; pero, al mismo tiempo, también es un asunto social, un imponerse a la gente. […]
Y el cuadro completo de la creación sólo lo tendremos cuando veamos al autor en estas dos dimensiones: como artista desinteresado y objetivo, y como hombre que lucha por sí mismo entre otros hombres.

Diario, 1955


Al fin y al cabo, me importa mi arte y el arte necesita sangre noble y caliente; el arte y la rebelión son prácticamente lo mismo. Soy revolucionario porque soy artista y en la medida en que lo soy; todo este proceso milenario del que provengo, poblado de nombres como Rabelais o Montaigne, Lautréamont o Cervantes, ha sido una continua instigación a la rebeldía, una vez en forma de callado murmullo, otra como una explosión a voz en cuello.

Diario, 1956


El arte es aristocrático hasta la médula de los huesos, como un príncipe de sangre. Es negación de la igualdad y adoración de la superioridad. Es cuestión de talento o incluso de genio, es decir de supremacía, de eminencia, de excepcionalidad; es también jerarquización severa de los valores, crueldad ante lo mediocre, elección y perfeccionamiento de lo excepcional, insustituible; es, finalmente, cultivo de la personalidad, de la originalidad, de la individualidad.

Diario, 1960

Witold Gombrowicz
4 de agosto de 1904- Polonia
Huyendo de los nazis,
permaneció 23 años en Argentina.
Hoy se revaloriza su aporte
como trascendental para
la literatura del país hermano.




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