27 de mayo de 1912- Estados Unidos |
Besándonos con John
Cheever (I)
en los Talleres de
Narrativa de PERRAS NEGRAS
Cheever tuvo la hábil sensibilidad de desnudar las miserias
ocultas de una franja social caracterizada por aparentar opulencia,
sofisticación y superación personal.
Paulatinamente despoja de toda falsa apariencia a los
personajes, y nos permite ver las miserias que albergan y el desmedido esfuerzo
por dar una imagen que aunque falsa, es la que precisan proyectar para ganarse
la admiración, aprobación y el respeto de quienes componen su comunidad.
Cheever me gustó mucho. Después de ver a dos autores
complicados fue un descanso. Sus cuentos son muy visuales. Muestra verdades muy
interesantes. Creo que más que una crítica a la sociedad de su momento, me
parece que habla de temas que son inherentes a la naturaleza humana. Como puede ser la hipocresía de criticar a
los demás y no ver los errores u horrores propios, como es el caso de la Radio
Monstruosa. Frente a la desgracia, hay personas que no pueden soportarla y en
sus mentes la niegan hasta el punto de creerse una realidad diferente como
sucede en El Nadador. Sin duda muy recomendable su lectura.
Los personajes de Cheever lo tienen todo y no tienen nada.
Esconde sus miserias tras un sueño irreal, y mientras, deja al desnudo la
realidad de una sociedad, efímera, fugaz, falsa, frágil y con los valores
trastocados. “Tanto tienes, tanto vales, o hacé la tuya” le trasmitieron al
autor. Él intenta el despegue, aunque la sociedad imbuida de esos falsos
valores, hace lo imposible por no dejarlo y aun parece lograrlo.
Con este autor aprendí que no solo los pobres tienen algo
que denunciar acerca de la sociedad en que vivimos. Los de clase acomodada,
aunque vivan en una esfera de cristal también tienen sus “trapos sucios”. Por
favor, que se repitan autores como éste.
Sus historias, plantean conflictos existencialistas de una
clase y su decadencia, sus morosidades y sus miserias al descubierto.
Más allá del hilo de la historia, usa pequeños elementos
distractores, que a la vez van dando tono peculiar al relato.
Narra recurriendo a muchos elementos y situaciones a modo de representaciones simbólicas.
En el Nadador la travesía es mucho más que eso, es una
historia fantástica en capítulos, es en síntesis una recopilación de su propia
vida, ocultada inconscientemente.
Es un excelente autor, maneja los tiempos y las
interacciones de personajes magistralmente.
Me parece un escritor instigador por el manejo de los
procesos psíquicos de los personajes. Y
lo hace envolviendo al lector en hechos aparentemente banales que desembocarán
en una epifanía con profundo insight psicológico, junto a una ácida crítica
social de determinados sectores de la sociedad norteamericana. Por los cuentos que leí estos serían, clase
media y clase media alta.
Me llama la atención en su estilo, el ritmo especial que
imprime a la prosa. Con un desarrollo
inicial lento donde cosas aparentemente sin importancia suceden, que lleva a
preguntarnos qué será lo que quiere decirnos con ello. En el correr
de la historia las escenas van ganado velocidad. Empezamos a sentir que algo importante podrá
suceder, y al final, aparece la
epifanía.
En fin, me agrada porque además de poseer un estilo bien
definido que mantiene a lo largo de su obra, es un autor con gran sensibilidad
y compromiso social que consigue plasmar en sus historias de forma magistral.
En las narraciones de Cheever, el “lugar” se torna
“espacio”, o sea, ámbito promotor de la situación dramática, porque es lugar
poblado por personajes que provocan y sufren conflictos intrínsecamente
vinculados con las connotaciones de ese contexto.
Por otra parte, el autor se muestra también como un lector
sagaz de sus antecesores -remotos o cercanos- pues aplica con tino estrategias
reveladoras de esas lecturas. Ocurre así en La Radio Monstruosa, con “los diálogos
telescópicos” que Flaubert había afanosamente urdido en Madame Bovary. Ni qué
decir de El Nadador, esa recreación contemporánea de la tragedia griega, una de
sus pasiones inocultables.
Entonces, ¿quién puede evitar la tentación de leer toda su
obra?
Daniela Rostkier - Jorge Borlido - Rosa Cestaro - Francisco Castillo - Sonia Presa - Andrea Alves - Ana Milán
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