24 de mayo de 1945- Colombia Licenciada universitaria, periodista, escritora. |
UNA ROSA PARA DYLAN THOMAS
“Murió
tan extraña y trágicamente
como
había vivido, preso de un caos
de
palabras y pasiones sin freno... no
consiguió
ser grande, pero fracasó
genialmente....”
D.T.
Se dice: “no quiero salvarme”
y sus palabras tienen la insolencia
del que decide que todo está
perdido.
Como guiado por una certeza
deslumbrante
camina sin eludir su abismo;
de nada le sirven ya los engaños
para sobrevivir una o dos mañana
más:
conocer otro cuerpo entre las
sábanas destendidas
y derretirse pálido sobre él
o reencontrarse con las palabras
y hacerlas decir para mentirse
o ser el otro por el tiempo que
dura
la lucidez del alcohol en la
sangre.
En la oscuridad apretada de su
corazón
allí donde todo llega ya sin piel,
voz, ni fecha
decide jugar a ser su propio héroe:
nada tocará sus pasiones y sus
sueños;
no envejecerá entre cuatro paredes
dócil a las prohibiciones y a los
ritos.
Ni el poder ni el dinero ni la
gloria
merecen un instante de la inocencia
que lo consume;
no cortará la cuerda que lleva
atada al cuello.
Le bastó la dosis exacta de alcohol
para morir como mueren los grandes:
por un sueño que sólo ellos se
atreven a soñar.
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