La balada-soneto
Oh madre, madre, ¿dónde está la felicidad?
Se llevaron a mi alto amante a la guerra.
Me dejaron lamentándome. No puedo saber
de qué me sirve la taza vacía del corazón.
Él no va a volver nunca más. Algún día
la guerra va a terminar pero, oh, yo supe
cuando salió, grandioso, por esa puerta,
que mi dulce amor tendría que serme infiel.
Que tendría que serme infiel. Tendría que cortejar
a la coqueta muerte, cuyos imprudentes, extraños
y posesivos brazos y belleza (de cierta clase)
pueden hacer que un hombre duro dude –
y cambie. Y que sea el que tartamudee: Sí.
Oh madre, madre, ¿dónde está la felicidad?
Versión de Tom Maver
De: http://hastadondellegalavoz.blogspot.com
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