15 de mayo de 1950- España Escritora. |
WHERE IS MY MAN?
Nunca te tengo
tanto como cuando te busco
sabiendo de
antemano que no puedo encontrarte.
Sólo entonces
consiento estar enamorada.
Sólo entonces me
pierdo en la esmaltada jungla
de coches o
tiovivos, cafés abarrotados,
lunas de
escaparates, laberintos de parques
o de espejos, pues
corro tras de todo
lo que se te
parece.
De continuo te
acecho.
El alquitrán
derrite su azabache,
es la calle movible
taracea
de camisas y
niquis, sus colores comparo
con el azul celeste
o el verde malaquita
que por tu pecho yo
desabrochaba.
Deliciosa congoja
si creo reconocerte
me hace
desfallecer: toda mi piel nombrándote,
toda mi piel
alerta, pendiente de mis ojos.
Indaga mi pupila,
todo atisbo comprueba,
todo indicio que me
conduzca a ti,
que te introduzca
al ámbito donde sólo tu imagen
prevalece y te
coincida y funda,
te acerque, te
inaugure y para siempre estés.
LOS OJOS DE LA
NOCHE
Terminando el
rosario a nuestros dormitorios
subiremos donde el
ángel maligno,
que quiere
atormentarnos, nos espera.
La espalda en la
pared, cuidando que las ropas
no escondan
nuestros ojos mucho tiempo,
la fragante franela
nos ha vestido al fin.
Y sabemos, tras el
vuelo fruncido
del tibio
cubrecama, quién se oculta.
Al mínimo ruido en
el contiguo cuarto
irrumpiremos, entre
las tenues sábanas
de cruda muselina,
anhelantes,
buscándonos.
Y nos sorprenderán
e irremisiblemente
seremos castigados,
devueltos al horror
de las alcobas.
Pero, abrázame
ahora. Febriles confortémonos
que el miedo
vendrá, en breve, dispuesto a aniquilarnos.
HAY SUEÑOS QUE NO
MUEREN
Hay sueños que no
mueren. Se empeñan
en ser sueños.
Ajenos a la comba
de la esfera
y a las operaciones
de los astros,
trazan su propia
órbita inmutable
y, en blindadas
crisálidas, se protegen
del orden temporal.
Por eso es que
perduran:
porque eligen no
ser.
Negándose se
afirman,
rehusando se
mantienen, como flores de cuarzo,
indestructibles,
puros, sin dejarse arrancar
de su dormiente
ínsula.
Intactos en el
tiempo,
son inmunes a la
devastación
que en cada vuelta
acecha, inhumana,
a la pasión que
exige y que devora,
a la desobediencia
y extravío
que en los
vagabundeos centellean.
Monedas que el
avaro recuenta sigiloso
nunca salen del
fondo del bolsillo.
No ambicionan. No
arriesgan. No conquistan.
No pagarán el
precio del fracaso,
la experiencia, la
determinación,
la ebriedad o el
placer.
Sólo son impecables
subterfugios.
De: www.poetasandaluces.com
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