Hisako
Matsubara nació en Kyoto el 21 de mayo de 1935, hija de un gran sacerdote de la
religión sintoísta. También, ella está ordenada como sacerdotisa de este credo.
Estudió literatura inglesa y religión comparada en la International Christian
University de Tokio y se graduó en Arte del Teatro, en la Pennsylvania State
University, en los Estados Unidos. Allí, trabajó como editora antes de
trasladarse a Europa para ampliar estudios en Zurich, Marburgo y Göttingen.
Posteriormente, se doctoró en Historia del Pensamiento por la Universidad de
Ruhr, en Alemania, país en el que residió durante mucho tiempo, concretamente
en la ciudad de Colonia. Salvo algunos poemas de juventud en japonés, toda su
obra está escrita en alemán. En 1969 traduce a la lengua de Goethe el texto
Taketori-monogatari, clásico japonés del siglo décimo, junto a su hermana Naoko
Matsubara que realiza las ilustraciones de este libro. Entre sus obras
destacan: Samurái, su novela más conocida y que ha sido traducida a ocho
idiomas, Glückspforte (1980), Los pájaros del crepúsculo (1981), ambientada a
finales de las Segunda Guerra Mundial y principios de la posguerra, Bajo el
puente en Hiroshima (1988), Karpfentanz (1994) y Himmelszeichen (1998). Asimismo,
destacan sus libros de ensayo Blick aus Mandelaugen: eine Japanerin in
Deutschland (1968), Weg zu Japan: west-östl. Erfahrungen (1983) y Raumschiff
Japan: Realität und Provokation (1989) y el libro en inglés The Japanese: A
Mystery Unfolded (1990). Además,
ha realizado una edición completa y comentada de la literatura japonesa del
siglo XIX. Igualmente, ha escrito artículos regularmente para el diario germano
Die Zeit y para la televisión alemana como autora de documentales y en labores
de asesoramiento sobre temas literarios y políticos. En los últimos años, esta
novelista, una de las más importantes escritoras japonesas actuales, se ha
trasladado junto a su familia a los Estados Unidos, donde ha impartido clases
en varias de sus universidades.

Samurái
fue escrita originariamente en alemán por la escritora y ensayista japonesa
Hisako Matsubara, bajo el título de Brokatrausch, el año 1978. Este libro
muestra como telón de fondo las profundas transformaciones sociales, políticas
y económicas que trajo consigo para el Japón el advenimiento de la restauración
Meiji (1867-1912). En sus páginas se refleja el difícil tránsito desde las
antiguas tradiciones nacionales a las nuevas formas de vida occidentales que
obligaron a todo un país a adaptarse a los vientos de cambio de una nueva era. Igualmente,
en esta novela, se abordan diferentes temas como el sentido del deber, la
obediencia ciega, el amor incondicional, la pérdida de las ilusiones o la
intransigencia, vistos a través de la óptica de sus personajes.
Este
relato narra la historia de Hayato, un rico samurái, que adopta a Nagayuki,
descendiente de una familia aristocrática empobrecida, a quien educa según las
rígidas normas tradicionales y lo promete a su hija Tomiko. Luego, la pareja
contrae matrimonio y vive felizmente varios años en la ciudad de Tokio,
mientras el joven estudia la carrera de Derecho en la Universidad Imperial. En
medio de esta época de grandes transformaciones, el cabeza de familia, cuyo
honor le prohíbe hablar de dinero, va perdiendo poco a poco todos sus bienes
por su falta de visión empresarial. Éste, anclado en un pasado que existe
únicamente en su mente, envía a Nagayuki a América a hacer fortuna, no como miembro
de una poderosa empresa nipona, sino como un simple samurái, provisto tan sólo
de su espada y portando cinco cajas de ricos kimonos. Tomiko tiene que
permanecer sola en el pueblo, cuidando de la familia y lejos del hombre al que
ama. Mientras tanto, su marido intenta abrirse paso en los Estados Unidos bajo
el peso de una devastadora realidad.
(...)
Esta
obra ha sido comparada por la crítica con El Gatopardo de Giuseppe Tomasi di
Lampedusa (1896-1957) que ofrece un magistral relato sobre la decadencia de la
nobleza y su relevo como clase dominante durante la época de la unificación
italiana. Frente a este autor italiano que aseveraba en su libro que algo
debería cambiar para que todo siguiera igual, Hisako Matsubara nos ofrece una
visión de la ruina de un antiguo régimen que se debilita lentamente y finalmente
fenece, degradando todo lo que se encuentra a su alrededor. En este texto se
observa el declive del clan Ogasawara, encarnado en el personaje de Fumiya, que
contempla las últimas horas del shogunato Tokugawa y la caída en desgracia de
la vieja aristocracia de Kyoto, mientras el emperador traslada su corte a Tokio
para iniciar la era del nuevo Japón. Este ocaso afecta de la misma forma a los
samuráis, representados en la figura de Hayato, que es incapaz de comprender
que en la nueva sociedad surgida en la era Meiji el papel de su clase ya no
tenía cabida. En las páginas de esta novela observamos la decadencia de su
linaje a través de elaboradas metáforas, relacionadas con los elementos de la
naturaleza: “Con pasos, que se deslizaban aparentemente ligeros, señalando así
el reducido peso de su viejo cuerpo, como de madera seca, en descomposición,
Hayato recorría un bosque imaginario”. Igualmente, esta apariencia de
decrepitud se asemeja a la visión de un carcomido mástil que se degrada
lentamente como el emblema de su antiguo abolengo: “Algunos árboles habían
caído ya de las rocas tras el último tifón y yacían, descomponiéndose, en el
agua”. También, algunos críticos han visto cierto paralelismo de esta obra con
El jardín de los cerezos del escritor y dramaturgo Antón Chéjov (1860-1904) que
muestra el declinar de la aristocracia rusa de finales del siglo XIX.
Esta
novela nos ha mostrado los grandes cambios generados por la era Meiji, una
revolución política, social y económica que llevó a Japón a convertirse en una
de las grandes potencias contemporáneas. En sus páginas se reflejan algunos de
los acontecimientos políticos que marcaron esta etapa de grandes
transformaciones: la Guerra Ruso-Japonesa, la anexión de Corea y la ocupación
de China por las tropas imperiales. Además, abordan aspectos como el traslado
del poder de manos de los antiguos señores feudales al emperador, la
centralización de la administración en Tokio, el desarrollo de la economía y la
industria de alto rendimiento, y la modernización del transporte y las
comunicaciones. También, se resalta la influencia de los bancos y de las
grandes empresas que habían sido las precursoras del moderno Japón, puesto que
habían contribuido a la caída del shogunato Tokugawa y con su capital habían
apoyado las reformas del nuevo soberano. Asimismo, muchos jóvenes son enviados
a estudiar al extranjero, principalmente a Europa y a los Estados Unidos, y
empiezan a decaer los antiguos valores tradicionales en un país que tuvo que
adaptarse y renovarse ante unos nuevos retos marcados por el signo de los
tiempos.
Este
libro, bellamente escrito, está lleno de sensibilidad y de marcado lirismo.
Hisako Matsubara nos ha ofrecido en esta obra una profunda recreación
psicológica de unos personajes, perfectamente estudiados, que reflejan las
emociones y los deseos más íntimos del ser humano. A través de un estilo sobrio
y cuidado, esta autora nos ha mostrado con intensidad los sentimientos de una
pareja de amantes, separados por la intransigente voluntad de un padre, mientras
los poderosos vientos del cambio soplaban sobre el antiguo Japón.
Espéculo. Revista
de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid
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