lunes, 11 de noviembre de 2013

Y yo, ¿quién soy?
















Las autobiografías (en su presentación como cuentos, relatos o novelas), las memorias, los diarios, incluso la llamada poesía confesional, son  formatos de “las escrituras del yo”.

Interesante conocer el marco teórico en el que se sustentan estos textos pero verdaderamente tentador resultará  encontrar, plasmadas  en la pantalla o en el papel,  las imágenes de ésos o ésas que fuimos en determinada circunstancia vital porque... quizás no las reconozcamos o tal vez muy pobre había sido nuestra valoración puntual  o acaso aún no hayamos tomado conciencia de que también ellas son huéspedes de quienes somos ahora.

Se trata, entonces, de conocimiento: ver y comprender lo diferente, lo otro: de mí mismo/a, de los /as demás, del mundo. Un conocimiento que es experiencia, preservación, reflexión y  revelación... a través de una emoción especial, una emoción que no se inventa, una emoción que está ahí, recostada en un recodo de los recuerdos, temiendo disolverse en el aire del olvido, como una gotita suspendida en el dorso de un pétalo.


        En     
Centro de Formación Humanística
PERRAS NEGRAS
Curso-Taller de Verano/2014

“Y yo, ¿quién soy?”

El curso tendrá una duración básica de tres meses a partir del 15 de enero del 2014.

La carga horaria será de 2 (dos) horas semanales como mínimo (puesto que se trata de una actividad teórico-práctica, se trabajará en base a textos de autores consagrados, motivadores de orientaciones técnicas y de aplicación de las mismas en escritura personal).

Existen diversas posibilidades de integración: grupal, individual, a distancia.

No se requiere formación intelectual previa.

Las inscripciones se cerrarán el 27 de diciembre del 2013, previa entrevista o comunicación.

Por consultas, dirigirse a literaturaenprimavera@gmail.com


“Vine a la luz en este florido y espejeante Salto del Uruguay, hace un siglo, o ayer mismo, o mismo ahora, porque a cada instante estoy naciendo. Era por junio y por domingo y a mitad del día. Imagino el rostro pálido de mi madre, y más allá a los campos con la escarcha crecida –como mármol levísimo, lúcido, adecuado sólo para construir estatuas de ángeles– y con las telarañas cargadas de perlas, y las naranjas como bombas de oro, olvidado ya el azaharero origen. Y del campo hablo, porque a él partí, apenas vividos ocho días. La casa de mis abuelos era larga, oscura y baja, y su edad, de cien años, y apropiada sólo para que la morasen fantasmas, o algunas gentes extrañas y hermosísimas, o un animal blanco y poderosamente milagroso. En su torno todas las flores se ceñían y todas las bestias y las sombras todas y los destellos. Yo partí de ella sólo para ir a la escuela; pero, la escuela quedaba apenas más allá y también bajo las flores; borroneó mi caligrafía primera el polvo amarillo de la garganta de las amapolas”...

De: “Señales mías” de Marosa Di Giorgio

En  Centro de Formación Humanística 
PERRAS NEGRAS
 


















Escribir sobre nuestro pasado -personal o familiar, placentero o doloroso- es siempre una fuente terapéutica que nos permite el regocijo: por habernos superado o porque alguna vez pudimos experimentar esos instantes a los que el mundo llama "felicidad".






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