domingo, 28 de julio de 2013

Las Tragamonedas

“Buenas noches, señora, acuérdese de entrar la ropa si empieza a llover. Mañana a las 7 estoy aquí para darles el desayuno a los muchachos. Gracias por el adelanto.”

Con ansiedad toma Mabel su bicicleta y sale rápidamente.
Las calles de la pequeña ciudad están vacías; en la oscuridad, el parpadear luminoso de un letrero muy grande y distante como a tres cuadras agiliza su pedaleo. Antes de entrar se acomoda la ropa y deja colgada del manillar la bolsa, con unos vestidos usados que le había regalado la señora.

- ¡Oscar! Ah, ya estás acostado, se me fue la hora  en las maquinitas. No pienso comer, tengo tanto cansancio.
- Bueno, mujer, igual no hay nada….Hoy la fábrica no trabajó así que no pude ir al almacén. Mi madre me trajo un plato de guiso. Lavá los platos de pas…  ¡Gol! ¡Goooool! ¡Mirá vos!  ¡Qué golazo metió Pacheco!

Mabel no responde, se mete en la cama y se duerme a pesar del volumen alto del televisor.

Apenas amanece monta apurada su bicicleta hacia  el  trabajo. Prepara el desayuno para toda la familia y, cuando queda sola,  se sienta a disfrutar del café con leche calentito y las medialunas  recién salidas del horno que compra de pasada todas las mañanas y que el panadero anota en la cuenta de los patrones. Suena el teléfono.

“Holá, sí, soy yo… Trabajando un poco, qué más  remedio. ¿Qué es de tu vida? Hace pila que no te veo jugando”. Mientras escucha  va asintiendo con la cabeza.   “Mirá,   justo me voy a dar un baño tibio de espuma y a enterarme de lo de Tinelli y Maradona.  ¡No sabés lo grande que es la pantalla del baño principal! Llegó el lechero, te dejo….”

A la tardecita oye  llegar un auto. “Debe de ser la señora”, piensa mirando el reloj.
- Hola…llegué. ¿Alguna novedad?  Hacé unas milanesas con puré para la cena. Si querés,  después de lavar los platos, te podés ir.  Yo tengo una reunión con amigas, me cambio y me voy”.
- No tengo apuro, señora, aprovecho a planchar y ver la novela…  El Óscar mira el fútbol todas las noches y mis muchachos están trabajando en la capital, así que…”
Pero la dueña de casa ya estaba en el primer peldaño de la planta alta.


Olga
GRUPO ALAS


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