lunes, 4 de marzo de 2013

La literatura no es moral ni inmoral, pero exige una ética esencial


Quien se enfrenta al abismo de la hoja/ espacio en blanco, y se mece luego peligrosa y desesperadamente en la cuerda floja de su texto, debería por último recordar aquel pensamiento de Paul Valery, rector de una básica humildad que se va extinguiendo:

"Corregir encarnizadamente un texto
no es una tarea retórica o estilística;
es un trabajo espiritual.
Corregir es una empresa espiritual 
de rectificación de uno mismo."


Podría pertenecer a cualquier escritor consagrado
de cualquier época;
ojalá tus textos luzcan así también,
y por tu propia mano. 

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