sábado, 20 de diciembre de 2014

Presentación de "Filos que Teje el Silencio" (2)

Agradeciendo la posibilidad de estar en esta Sala al Director de la Biblioteca Nacional, Escritor Carlos Liscano, quien tanto puede testimoniar acerca del sentido multifacético de la Escritura, debemos recordar, en principio, al gestador primordial del valor de la cultura para los orientales, pues no en vano su deseo de que fuéramos “tan ilustrados como valientes”. Y bien asumido tenía el principio artiguista el Maestro Julio Castro, que tantas décadas antes de las más actuales corrientes pedagógicas concretó, más allá de las palabras, una acción formativa en los lugares más recónditos del país. 

De ahí nuestro placer profundo por estar juntos en este acto. Juntos así como estamos 
-emocionados, entusiasmados por esta tentación inacabable que es la creación, acompañados de familiares y amig@s-, presencia esta última que vale subrayar porque implica el reconocimiento de nuestros cercanos semejantes a esa actividad que, a veces, les parece tan extraña o incluso banal.

Hay hoy entre nosotros muchas personas que saben, por experiencia propia, que la Escritura es una facultad trascendente del ser humano. Y no lo saben sólo porque la hayan descubierto en circunstancias de encarcelamiento, de marginación, de soledad sino que de pronto despertó en sus psiquis y en sus manos por obra de agradables momentos; el abanico que despliegan las Artes nos permite respirar en el pantano y en la breve cumbre. En particular, no me fue suficiente escudriñar su existencia desde el lago calmado de la teoría; necesité dos valijas de cartas, escritas desde las bochornosas celdas de las cárceles de las Dictaduras latinoamericanas, para profesar una fe inquebrantable en la capacidad humana de crear y recrear sus mundos. A ese solitario escritor le agradezco cada día su lección de vida.

Por eso es para mí un ala de mariposa cada texto de mis querid@s talleristas; tanta sedosidad reclama el mismo respeto que debemos sentir por nuestra frágil pero resistente condición humana.















Centro de Formación Humanística PERRAS NEGRAS: 
un andén para viajar a la lucidez



“Todo escritor es un invento. Hay un individuo que es uno solo y que un día inventa a un escritor y pasa a hacerle de sirviente y desde entonces vive como si fuera dos. El que quiere ser escritor tiene que inventar al individuo que escribe, o al individuo que va a escribir sus obras, porque cuando el sirviente lo inventa, todavía no es...Lo necesario es que ocurra el invento, que es tarea necesariamente solitaria y es dolorosa. No es una tarea: es una convicción, una fe a la que se accede. Es una disciplina, un viaje hacia la lucidez”.

Carlos Liscano
El escritor y el otro



Aquí, en PERRAS NEGRAS, a nivel de cualquiera de sus Talleres, no fabricamos inventores; no debemos.

Tan sólo podemos acompañar, durante algún trecho -luces y sombras en mano- ese viaje del solitario sirviente hacia la lucidez.

Tampoco aliviamos su dolor; sería un acto sádico, aunque resulte paradójico así concebirlo.

Por el contrario, nos esmeramos en la práctica de un doble ritual: el sirviente debe ir mostrando sus cicatrices como prueba de que las palabras de verdad le van mordiendo carne y razón y, por lo tanto, en su plazo natural, debe llegar a conocer su resistencia a los filos del silencio, es decir, reconocerse como invento, como ser en tránsito comprometido con su visceral itinerario.

Si ello no ocurre, el individuo se ha equivocado de ámbito, y no podrá continuar como peregrino: la Literatura no es un mercado de pulgas ni un museo de curiosidades; es una disciplina y, en consecuencia, exige un absoluto sometimiento del sirviente a su proyecto.

La lucidez avizorada implica atravesar un proceso riguroso que no admite autoengaños ni poses para una fotografía en Sociales.
Esa lucidez tensamente tejida desde el silencio requiere de una fortaleza y una templanza especiales que sólo el sirviente podrá ir construyendo desde su interioridad porque, bajo esa luz, tendrá que verse a sí mismo-bifronte, escindido, ambiguo, contradictorio el inventado, también-; bajo esa luz, tendrá que ver el mundo multiforme, caótico; bajo esa luz tendrá que delatar su dolor, por el dolor del mundo potenciado; y bajo esa luz tendrá que revelar el dolor de los eximidos de tal grado de cordura.
Cuestión de coraje, entonces; cuestión de lealtad, cuestión de respeto a la situación humana; en síntesis: esa vaga, indecisa palabra que es el amor (como sostenía Joao Guimaraes Rosa).

Aquí, en PERRAS NEGRAS, también somos sirvientes por convicción. Pero aún no hemos alcanzado la lucidez absoluta. Siempre está ella más allá, más allá de la mano (de la otra mano: la que no sirve resplandores y opacidades a los pies de los viajeros). Nuestra servidumbre, entonces, nos da la oportunidad de gozar de un privilegio: sentir: sentir que el silencio es, siempre, un humilde tejedor de hilos. Los filos... los filos los sientes tú, compañero de ruta.



Ana Milán
Profª de Literatura
Profª de Idioma Español
(I.E.S. - I.P.A.)


Orientadora del Centro de Formación Humanística PERRAS NEGRAS
Orientadora del Taller Literario de AUTE “Otra Luz para tu Luz”
Orientadora del Taller Literario del Grupo ALAS (C.I.E.F.) 


















viernes, 19 de diciembre de 2014

Presentación del Libro Colectivo del Centro de Formación Humanística Perras Negras: 16 de diciembre/14 (1)





















































La Editora Responsable de Rumbo, Maestra Carmen Galusso abrió el Acto de Presentación de “Filos que Teje el Silencio” ponderando el poder de convocatoria del Centro de Formación Humanística PERRAS NEGRAS, pues la Sala Julio Castro estaba colmada de público, ávido de escuchar lo que se expondría.

Se refirió luego al fenómeno de proliferación de Talleres Literarios en el Uruguay a partir de la implantación de la Dictadura, como un fenómeno de resistencia a las libertades cercenadas, tanto de parte de docentes como de ciudadanos en general; fenómeno que se ha sostenido en el tiempo a raíz de la aparición de otras amenazas, como el consumismo, por ejemplo.

Se centró después en el sentido que para un Taller cobra la materialización de su trabajo en un libro colectivo, tanto que la Biblioteca Nacional se ha preocupado de instaurar un nuevo espacio para la adquisición de estas singulares obras, generalmente irradiadas del circuito comercial. ¡Bienvenida esta valoración de la cultura colectiva por parte de la Institución Oficial! Es una noticia tan estimulante que nos permite eludir la reseña de los elogios que agradecemos profundamente a la Maestra Galusso.


Por su parte, la Profa. María Rosa Rodríguez Cammarano concitó la atención de los asistentes con su tono natural y su claridad conceptual, anticipándoles el contenido de los conceptos vertidos en su prólogo a la obra. Por eso es un gusto compartirlo con ustedes.



Un acto de Libertad Responsable


Cuando Ana me propuso que escribiera unas palabritas, "a modo de prólogo" para el presente trabajo, dije muy suelta de cuerpo que sí, luego, comenzó, lentamente, a dar vueltas en mi cabeza la manera de cómo comenzar el mismo, y si se da cuenta el lector, todo esto es un rodeo para ir al punto, al que tal vez no llegue nunca. No porque no tenga un lugar donde arribar, sino porque es inabarcable todo lo que uno tiene ganas de decir. Lo primero que se me ocurre es decir que Ana es una persona exquisita, excelente docente, una grandísima persona que conozco desde hace muchísimo tiempo, que la vida nos re-encontró, para que continuemos compartiendo, entre muchas cosas, una misma pasión: la literatura. Lo segundo es que, he leído los trabajos que acá se presentan, y obviamente no voy a decir lo que puede parecer que se debe decir acá, hablar de la sensibilidad de los escritores, de lo profundo de la mirada en la sociedad, del compromiso con su trabajo, es decir, no quiero ni estoy en condiciones de ponerme en el rol de crítico, muy lejos de esa situación me encuentro; sólo deseo decir, y me voy aproximando a un aterrizaje, que tal vez este prólogo ha servido de excusa para plantear algunas consideraciones que deberíamos tener ante la Literatura y el Taller de Literatura. En primer lugar ubicar la literatura dentro de un marco de taller, al que asisten voluntariamente un grupo de personas, ya nos coloca en una situación de privilegio, pues no se está imponiendo nada a nadie. El solo acto volitivo implica un acuerdo de partes, y una entrega, entrega que supone que el que llega lo hace abierto y predispuesto a recibir lo que otros quieren entregar, y lo que el tallerista nos quiere mostrar a través de unos "otros", creándose de esta manera un entramado, que nos hace ser Cortázar, Onetti, Cervantes, Proust, Faulkner, en fin, somos todo lo que leímos más uno mismo.

Vamos a aclarar que esto no significa que yo transcriba a estos escritores, sino que definitivamente, inexorablemente, uno es uno y su circunstancia, su entorno y su experiencia vital, y allí aparecen, entre otras cosas nuestros insumos, que fueron voluntarios, a veces; guiados, otras; impuestos, algunos; y todo ello confluye en mí, me llega, o no, me transforma y después de ese acto eso ya se hace irreversible. Lo que cada uno de nosotros toma o deja de tomar de lo que nos rodea-nutre, forma parte de la libertad que debe tener cada ser humano al realizar una elección, libertad sin la cual la literatura dejaría de ser tal. Por lo tanto el taller es generador de libertad, yo puedo elegir qué quiero insumir y qué quiero hacer, elemento fundamental que a veces resulta casi imposible realizar desde el formato aula. Pero además es la esencia del escritor, o debería serla al menos, un acto de libertad, escribir es una libertad responsable que invita a un lector a que libremente me elija o no, me crea o no, le guste o no, es un acuerdo tácito, mutuo, respetuoso, en el que desde mi libertad creadora propongo/expreso cierto modo de vida, cierto sentimiento, o concepción de vida, y justamente, quien me lee acepta o no mi propuesta pero respeta mi libertad creadora.

El otro elemento importante del taller, es que me exige un acto de entrega absoluta, en un punto me lleva a la autoexaminación, me permite conocer-me,  encontrar lo asombroso en lo cotidiano, hacer de lo cotidiano algo heroico, me exige situarme en un lugar, me invita a reflexionar o pensar desde otro lugar, me pone del lado de "enfrente", y todo ello lo hace con el único y principal fin: de liberarnos. Toda obra literaria es un acto de  liberación. Aún aquella que es una literatura que no ha salido a la luz, porque la liberación se hace en uno mismo, y eso nos transforma, nos hace otro, nos hace más felices.

Por último, y esto a modo simplemente de re-lectura para los participantes de este Centro de Formación Humanística: evocar a Sartre en su libro "Qué es la literatura?", donde sostiene que para el escritor "el futuro es una página en blanco, mientras que el futuro del lector son doscientas páginas llenas de palabras que lo separan del fin"; por lo que debemos recordar de manera permanente que no se escribe para uno mismo, sino que debemos tener presente que hacemos arte por y para los demás.

María Rosa Rodríguez Cammarano
Profª de Literatura (I.P.A.)













martes, 16 de diciembre de 2014

"¡Mundo que con mis manos arranqué de la nada!"- Olavo Bilac



16 de diciembre de 1865- Brasil
Poeta, periodista, activista político,
autor del Himno Nacional Brasileño,
Fundador de la Academia Brasileña de Letras.


El pecador

Pecó, mas es el pecador sereno
que sofoca el sollozo en la garganta,
y que a los labios, sin temblar, levanta
la rebosante copa de veneno.

Manchó su excelsa clámide en el cieno
del mal. Y al cabo de flaqueza tánta,
ningún remordimiento lo quebranta,
ni lo sonroja el parecer ajeno.

Lleva ocultas las lágrimas consigo,
y erguido lleva el corazón doliente
cual un pendón de reto enarbolado.

Y acepta la amargura del castigo,
con la misma altivez con que sonriente
probó todo el deleite del pecado.

Versión de Miguel Rasch-Isla



Oración

Bendito el que en la tierra hizo el agua y el fuego;
el que unció a la carreta al buey manso y amigo;
el que encontró la azada, y el que del fango luégo
hizo brotar el oro milagroso del trigo.

El que fundió los bronces; el que talló en sosiego
la cuna de la infancia, y el que al primer mendigo
dio la primer limosna conmovido a su ruego,
y el que labró este lecho que compartes conmigo.

El que echó al mar la quilla y a los vientos las velas;
el que inventó las trovas; el que encoldó la lira;
el que domó los rayos y aplacó las procelas.

Mas, bendito entre todos, aquel que en lo profundo
descubrió la esperanza, la divina mentira,
que dora las siniestras espesuras del mundo.

Versión de Miguel Rasch-Isla

Se dice que fueron sus últimas palabras.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Producción de Escritura en el Taller temático "El ADN de la Literatura Universal"



La producción fue inspirada por el estudio del Mito del Descenso de Inanna al Inframundo (concebido por los mesopotámicos). 


El largo camino de regreso a casa

Decían que la diosa de la luna y reina del cielo encendía el amanecer y arrullaba al atardecer con sus ojos. Se afirmaba que hasta despertaba el fuego en la boca de los volcanes somnolientos. Así era la fama de Inanna.
A su cuerpo, despojado de sus insignias reales y sus amuletos mágicos, lo habían colgado del largo travesaño.
Cuando lo soltaron de los ganchos, su tersa piel se explayó por el suelo; todo quedó desgarrado: cuello, brazos, manos, muslos, piernas y pies. 
Desde lo alto, la luna vieja comenzaba a derramar llantos de luz plañidera.
Ereshkigal, al retirar los cerrojos de las siete puertas, corría por los pasillos, despedazaba sus vestiduras, escupía el sabor fétido, arraigado en el paladar, que no conseguía saciar su venganza… ¡Ay de mí y de ti hermana, qué enorme soledad la nuestra!
De pronto, una criatura de rostro terroso, se infiltró junto a otra gemela por las grietas de las puertas. Gimieron y lloraron junto a ella. Acongojadas, engañaban a la reina oscura que no estaba interesada en ritos funerarios.  Escurridizas y sin perder tiempo, una de ellas esparció algo sólido sobre los restos del cadáver; la otra, los roció con un líquido. Alimento y Agua: resucitadores de vida. Debían verterlos, porque las palabras de Enki son simientes de sabiduría divina.
Las criaturas: el kurgarra y el galatur, nacidas del interior de las uñas de Enki, abandonaron las lágrimas fingidas. ¿Para qué seguir disimulando? Tenían que llevarse a Inanna y volver a su progenitor: el que  convierte la tierra estéril en un vientre fértil de trigo y cebada. 
         ***
Fue de repente. Algo gelatinoso y verde le provocó  una arcada que la tumbó entre surcos intestinales de agua fangosa. Sí, algo nauseabundo se le había impregnado por la mucosa de la nariz. El Alimento y el agua, ¿eran éstos los elementos resucitadores de vida? Un torbellino de nubes a su alrededor quería envolverla. ¿Es real o un sueño? Peor aún, una pesadilla en donde seres malolientes que se atropellaban entre sí parecían intentar atraparla. Consiguió eludirlos…a duras penas lo logró.
Alejada del aliento pestilente, apretó los labios y aguantó el intento de vómito. Respiraba trabajosamente, sin embargo, respiraba. ¡Entonces, estaba viva! Pero… falta la corona, faltan las cuentas de lapislázuli en el cuello y la doble hilera de cuentas del pecho. ¿Dónde se encuentra el precioso pectoral que atraía a los hombres?; mi muñeca no está adornada con el aro de oro; ya no siento el poder de mi vara de medir en mi mano, y la túnica real ya no envuelve mi cuerpo. ¿Acaso los annuna, esos jueces del inframundo, me persiguen?  Debo huir, pero ¿de qué?, soy una reina, soy una diosa.  Soy sacerdotisa, aún donde sea que quede este lugar. Sorpresivamente, se agolpó el silencio -era apenas un respiro aparente- se escabulló entonces un rumor y del rumor escaparon sonidos guturales. Acaso el delirio continuaba como un truco infame. Tal vez, una revancha y en ese momento ella bramó: “¡Hasta cuándo este suplicio, hasta cuándo, padre Enki!, no permitas que tu hija sea aniquilada en este inframundo. Siempre he sido tu sagrada sacerdotisa del cielo. ¿Quizá me has confinado a este lugar por haberme apropiado de la sabiduría que me brindaron los Me? O, tal vez, seas tú, padre Enlil, ¿deseas castigarme por haber anhelado el Gran Arriba y el Gran Abajo?”
Sería posible o imposible, pero una fuerza irresistible la fue arrastrando hacia un laberinto. Paredes de piedra. Cavernas y más cavernas. Todas ellas iguales, asomándose por entre tortuosas veredas. Sus manos se aferraban a esas paredes, mientras otras aprisionaban las suyas. Pero continuó avanzando. Uno, dos, tal vez tres pasos y se dejó caer. Entre los reflectores que disolvían la espesa niebla se asomaron unas siluetas con túnicas blancas. Acaso escuchó voces, rodar lento de ruedas. Probablemente, pero todo el ambiente era muy difuso.
***
Cuando las blancas siluetas llegaron, la encontraron balbuceando con los ojos entornados.  ¡Qué alivio, los párpados protectores como persianas, lejos, lejos de este horror!
Alguien la trasladó en brazos hasta una caravana de vehículos blancos. De inmediato la orden atravesó la espesa nebulosa: “¡Callejón cinco, vereda ocho, al carruaje uno. Callejón dos, vereda treinta y tres, al carruaje cuatro!” Una multitud en tropel intentó furiosa agolparse, pero las presencias que rodeaban los transportes parecían detenerla con invisibles órdenes del pensamiento. Cordiales y afectuosas, las manos ubicaron el desfallecido cuerpo sobre un mullido lecho.
Pese a su débil discernimiento, descubrió que no estaba sola.
***
La suave almohada invitaba al descanso reparador. El doblez de las sábanas de lino asomaba por arriba del confortable acolchado con diseños de amapolas y finos hilos de satén. Amplios ventanales recortaban las paredes, desplegando su luz sobre la hilera de camas y butacas reclinables.
En el espectro luminoso, el blanco tenía varios matices. Filtrado por las cortinas de voile, fluía etéreo como un resplandor. Sobre las paredes, su pureza se impregnaba de una sutil languidez opaca, no interfiriendo el despertar de los somnolientos convalecientes.
De algún lugar de la sala –como si hubieran atravesado la luz –surgieron las espectrales figuras con aquellas largas túnicas blancas para serenar el repentino despertar de la paciente.
-Estará calmada en poco tiempo - se escuchó en la habitación.
-Estará calmada, sólo déjenla reposar –pronosticaron los ecos dirigiéndose de un lugar a otro. ¡Pobre mujer!
Temerosa, temblando, cubierto el rostro de sudor, giraba la cabeza de un lado a otro, de un lado a otro. ¡Imposible moverse!
-Está angustiada, está sufriendo, ¡pobre mujer! –repetían lastimosamente los ecos a su alrededor. Cautelosos, moviéndose en círculos, escuchaban:
-¿Pero, dónde estoy, están aquí Enlil o Enki? ¿Y si les rogara nuevamente el perdón?
-Estará calmada en poco tiempo, sólo déjenla reposar –reiteraba la apacible voz– aunque su mente está aún en  tinieblas, sus pensamientos fluyen y vibran por el aire como los sonidos en un diapasón.
-Está calmada, está tranquila –murmuraban todos desde los rincones.
Las plegarias infiltraban el silencio.  Lluvias de plegarias al unísono que esparcían sus ondas sonoras. Entonces, etéreas entidades se presentaron y se reunieron con los otros. Magnetismo que fluye en la imposición de manos.
¡Silencio!, está entornando los párpados –enunciaba el que había extendido sus dedos sobre la cabeza de la doliente; sin rozarla, rasgando una espesa e invisible niebla que apartaba lejos con ambas manos. El otro, más joven, le susurró al oído:
-¿Y si ellos continuaran acosándola? Los individuos sedientos de venganzas no se cansan de perseguir a sus víctimas.
-No apresuremos el tratamiento terapéutico. Las alucinaciones traen quién sabe qué lejanos y amargos acontecimientos. Nuestra historia siempre se resume a deudas y deudores, a orígenes y consecuencias.
Sobre los ventanales, las cortinas de voile ya se habían teñido de atardecer. Con su vaivén recogían del jardín la fragancia de los jazmines y de la lavanda.

Susana Matteo
Taller Temático: El ADN de la Literatura Universal
Centro de Formación Humanística PERRAS NEGRAS 












jueves, 11 de diciembre de 2014

Sí, Emily, tus poemas "tienen vida". Aún.

Emily Dickinson
10 de diciembre de 1830- Estados Unidos

Ningún cepo puede torturar mi alma en libertad


Ningún cepo puede torturar
Mi alma en libertad,
Pues detrás de este esqueleto mortal
Se teje uno de más valor.

No puedes horadar con un serrucho
Ni traspasar con una cimitarra
Dos cuerpos, por lo tanto perdura,
Amarra uno y el otro vuela libre.

El águila no se despoja
De su nido y, sin embargo,
Gana el cielo
Más fácilmente que tú.

Excepto tú mismo tal vez nadie pueda ser
Tu enemigo,
Cautividad es conciencia
Y también es libertad.


De: grandespoetasfamosos.blogspot.com


A una casa de rosa no te acerques...


a una casa de rosa no te acerques
demasiado, que estragos de una brisa
o el rocío inundándola -una gota-
abatirán su muro, amedrentado.

Y atar no intentes a la mariposa,
ni escalar setos del arrobamiento.
Hallar descanso en lo inseguro
está en el mismo ser de la alegría.



De: Amediavoz.com



miércoles, 10 de diciembre de 2014

“Invento el amor porque soy poeta y las palabras son el palacio de humo en el que vivo”- Gioconda Belli
















Pequeñas lecciones de erotismo



I

Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas
no es tarea fácil -si placentera-
No creas hacerlo en un día o noche
de sábanas explayadas.
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas



II

El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado.
Encuentras un astro y quizá deberás empezar
a corregir el rumbo cuando nube huracán
o aullido profundo
te pongan estremecimientos.
Cuenco de la mano que no sospechaste


III

Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos
cúmulos nimbus de los pulmones
niebla en el cerebro
temblor de las piernas
maremoto adormecido de los besos


IV

Instálate en el humus sin miedo
al desgaste sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído
revuélvele la espesa cabellera
con la espada de fuego usurpada
Muerde la manzana





 Luciérnagas


A las cinco de la tarde
Cuando el resplandor se queda sin brillo
Y el jardín se sumerge en el último hervor dorado del día
Oigo el grupo bullicioso de niños
Que salen a cazar luciérnagas.

Corriendo sobre el pasto
Se dispersan entre los arbustos,
Gritan su excitación, palpan su deslumbre
Se arma un círculo alrededor de la pequeña
Que muestra la encendida cuenca de sus manos
Titilando.

Antiguo oficio humano
Este de querer apagar la luz.

¿Te acordás de la última vez que creímos poder iluminar
La noche?

El tiempo nos ha vaciado de fulgor.
Pero la oscuridad
Sigue poblada de luciérnagas.



 
9 de diciembre de 1948- Nicaragua


lunes, 8 de diciembre de 2014

"Cada día es una pequeña vida"- Quinto Horacio Flaco

8 de diciembre del 65 a.C. - Roma


Carpe diem
Carminum I, 11

No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a ti y a mi, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos escollos.
Sé prudente, filtra el vino
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No te fíes del incierto mañana.

Horacio

De: http://trianarts.com/




“Aquí tienes unos zapatos de hierro, ¡póntelos y camina! ¡Camina siempre, sin descanso ni fatiga, ve siempre hacia adelante y no te detengas, no pares nunca!...” - Florbela Espanca

Y calzó ella sus zapatos de hierro
pero caminó por la vida como si de nácar hubieran sido...


Florbela Espanca nació en 1894 en Vilaviçosa, cerca de la frontera con España, villa de recreo de los últimos reyes de Portugal, muy enraizada en sus tradiciones y folclore. Nació el 8 de diciembre, día de la Inmaculada, el mismo día en que se casó y en que murió, el grado 16 de Sagitario que los astrólogos asocian a la imagen  de quien penetra en la oscuridad de una caverna. Hija de lo que hoy llamaríamos una “madre de alquiler”, que en realidad era amante del padre, su vida fue una sucesión de desdichas emocionales, que su extrema sensibilidad de poetisa convertía en vibraciones letales para su salud. De carácter libre e independiente, se divorcia de su primer marido, se matricula en la Universidad de Derecho (la primera mujer portuguesa en hacerlo), vuelve a casarse de nuevo dos veces sucesivas (¡qué escándalo en el Portugal de aquel tiempo) y aún buscar la felicidad dorada que huye siempre de ella con varios amantes... Pero siempre sin hallar la plenitud que desea, pues su entrega es total y frágil la respuesta del amado.


De: http://www.revistaesfinge.com/



















Ser Poeta


¡Ser poeta es ser más alto, es ser mayor
De lo que son los hombres! ¡Morder como quien besa!
¡Es ser mendigo y dar como quien es
Rey del Reino de Más Acá y Más allá del Dolor!

¡Es tener de mil deseos el esplendor
Y no saber siquiera qué se desea!
¡Es tener aquí dentro un astro que flamea,
Y tener garras y alas de cóndor!

¡Es tener hambre, es tener sed de Infinito!
Por yelmo, las mañanas de oro y de satén…
¡Es condensar el mundo en un solo grito!

Y es amarte, así, perdidamente…
Es que seas alma y sangre y vida en mí
¡Y decirlo cantando a todo el mundo!



Espera


No me digas adiós, ¡oh sombra amiga!,
Ablanda más el ritmo de tus pasos;
Siente el perfume de la pasión antigua,
¡De nuestros buenos y cándidos abrazos!

Soy la dueña de místicos cansancios,
La fantástica y extraña niña
Que un día quedó presa en tus brazos…
¡No te vayas aún, oh sombra amiga!

Tu amigo hizo de mí un lago triste:
¡Cuántas ondas riendo que en él no oíste,
Cuánta canción de ondinas allí en el fondo!

Espera… espera… oh sombra amada…
Mira que más allá de mí ya no hay nada
¡Y nunca más me encuentras en este mundo!...


De: http://espejodeisis.blogspot.com