jueves, 13 de noviembre de 2014

"El secreto de la existencia humana está no sólo en vivir sino también en saber para qué se vive"- Fiodor Dostoievski


(...) ¿Quién fue el primero que dijo que el hombre hace cosas feas sólo porque no sabré cuáles son sus verdaderos intereses, que si alguien lo esclareciera en ese sentido dejaría inmediatamente de actuar como un cerdo y se volvería noble y bondadoso? Al verse esclarecido, continua el argumento, y al advertir en qué consiste en su verdadero interés, se daría cuenta de que este tiene su centro en la acción virtuosa. Y como ya se sabe que un hombre no actúa en forma deliberada contra sus intereses, se seguiría de ello que no tendría más elección que las de volverse bueno. ¡Oh, cuánta inocencia! ¿Desde cuándo, en estos últimos milenios, ha actuado el hombre exclusivamente por su propio interés? ¿Y qué hay de los millones de hechos que demuestran que los hombres, de modo deliberado y con pleno conocimiento de cuáles eran sus verdaderos intereses, los despreciaron y se precipitaron en una dirección distinta? Y lo hicieron por su propia cuenta, sin que nadie los aconsejara, negándose a seguir el camino seguro, trillado, y lo siguieron con empecinamiento, a oscuras. ¿No sugiere esto que la testarudez y la terquedad eran más fuertes en esos hombres que sus intereses?

  ¡Interés! ¿Qué interés? ¿Pueden ustedes definir cuál es el interés de un ser humano? Y supongamos que el interés de un hombre no sólo concuerda con algo dañino, antes que con algo ventajoso, sino que además lo exige. Por supuesto, si ese caso es posible, entonces la regla queda reducida a polvo. Y ahora díganme: ¿es posible un caso así? Pueden reír, si lo desean, pero quieren que me contesten lo siguiente: ¿no hay una medida exacta para las ventajas humanas? ¿No se omiten algunas que no pueden ser incluidas en esta clasificación? Por lo que puede entender, ustedes han basado su escala de ventaja en promedios estadísticos y en fórmulas científicas pensadas por los economistas. Y como la escala está compuesta de intereses tales como la felicidad, la prosperidad, la libertad, la seguridad y todo lo demás, un hombre  que de modo deliberado hiciera caso omiso de dicha escalera sería tachado por ustedes -y también por mí en realidad- de oscurantista, de loco de remate. Pero lo verdaderamente notable es que los estadísticos, los sabios  y los humanitarios de ustedes, cuando hacen la lista de los intereses humanos, insisten en omitir uno de ellos. Jamás se acuerdan de él, con lo cual invalidan todo sus cálculos. Cualquiera creería que es muy fácil agregarlo a la lista. Pero ese es el problema; no encaja en ninguna escala ni diagrama.

 Por ejemplo, damas y caballeros, yo tengo un amigo; es claro que también es amigo de ustedes y en realidad, de todo el mundo. Cuando a punto de hacer algo, este amigo explicar con palabras pomposas y en detalle de qué manera debe actuar para concordar con los preceptos de la justicia y razón. Más aún, se muestra apasionado cuando perora sobre los intereses humanos; desprecia a los tontos miopes que no saben qué es la virtud o qué les conviene. Luego, exactamente quince minutos después, sin un motivo externo evidente, pero impulsado por algo interior, más fuerte que toda consideración de intereses, describe una piriueta y dice todo lo contrario de lo que ha venido diciendo. A saber, desacredita las leyes de la lógica y sus propios intereses; en una palabra, lo ataca todo...

Ahora bien, como mi amigo es un tipo complejo, no es posible desecharlo por considerarlo un individuo raro. De manera que quizás exista algo que todos los hombres valoran por encima de las más altas ventajas individuales, o (para no ser ilógicos) es posible que haya una ventaja humana mas ventajosa (precisamente la que siempre se omite) que también es más importante que las otras y por lo cual un hombre, si es necesario, hará frente a la razón, el honor, la seguridad y la prosperidad -en una palabra, a todas las cosas bellas y útiles- nada más que para alcanzarla, para lograr la ventaja más ventajosa de todas, las más cara para él.

 -Y qué - me interrumpirán ustedes-; de cualquier manera es una ventaja.

  Un momento. Quiero expresarme con claridad. No es un problema de palabras. Lo notable de ventaja es que transforma todas las clasificaciones y tablas compuestas por los humanitaristas para felicidad del género humano,. Las ahuyenta, por decirlo así. Pero antes de dar nombre a esa ventaja, permítaseme comprometerme y declarar qué todos esos encantadores sistemas, todas esas teorías que explican al hombre cuál es su verdadero interés, de modo que al alcanzarlo se vuelva en el acto bueno, y noble, todas ellas no son, en mi opinión, otra cosa que estériles ejercicios de lógica. Sí, nada más que eso. Por ejemplo, proponer la teoría de la regeneración  humana por la búsqueda de sus verdaderos intereses es, creo yo, casi como...bueno, como, decir, cual dice H.T. Buckle, que el hombre madura bajo la influencia de la civilización y se vuelve menos sanguinario y propenso a hacer la guerra. Para llegar a esta conclusión parece haber seguido un razonamiento lógico. Pero los hombres lo adoran los razonamientos abstractos y las sistematizaciones bien elaboradas, a tal punto, que no les molesta deformar la verdad, cierran  los ojos y los oídos a todas las pruebas que los contradicen, con tal de conservar sus construcciones lógicas. Y yo diría que el ejemplo que he tomado aquí es en verdad flagrante. No hay más que mirar en torno y se verán derramamientos de sangre, y la sangre es derramada casi jugando, como si fuese champagne. ¡Ahí tienen a Estados Unidos, esa indisoluble unión, hundida hasta el cuello en la guerra civil! Ahí tiene la farsa de Schleswig-Golstein...

¿Y qué hay en nosotros que haya sido suavizado por la civilización? Afirmo que lo único que ésta hace es desarrollar en el hombre una mayor capacidad para experimentar una mayor variedad de sensaciones. Y nada, absolutamente nada más. Y gracias a ese desarrollo, es posible que el hombre puede todavía aprender a gozar con el derramamiento de sangre. ¡Pero su eso ya ha sucedido! ¿Se han dado cuenta, por ejemplo, de que los tiranos, mas refinados y sanguinarios, comparados con quienes los Atila y los Stenka Tazin equivalen a simples niños de coro, son a menudo exquisitamente civilizados? En realidad, si no resultan tan notables es porque hay demasiados de ellos, y porque se nos han vuelto demasiado familiares. La civilización ha hecho al hombre, si no siempre mas sediente de sangre, por lo menos mas furiosas, mas horriblemente sanguinario.


En: Memorias del Subsuelo

De: http://herederosdelcaos03.tripod.com

11 de noviembre de 1821- Rusia




















sábado, 8 de noviembre de 2014

La misión del escritor - Albert Camus


 “Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrías hacerlo, pero su tarea es quizá mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida en la que se mezclan revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden destruirlo todo, no saben convencer; en que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión, esa generación ha debido, en sí misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de sus amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir. Ante un mundo amenazado de desintegración, en el que nuestros grandes inquisidores arriesgan establecer para siempre el imperio de la muerte, sabe que debería, en una especie de carrera loca contra el tiempo, restaurar entre las naciones una paz que no sea la de la servidumbre, reconciliar de nuevo el trabajo y la cultura y reconstruir con todos los hombres una nueva Arca de la alianza. No es seguro que esta generación pueda al fin cumplir esa labor inmensa, pero lo cierto es que, por doquier en el mundo, tiene ya hecha, y la mantiene, su doble apuesta en favor de la verdad y de la libertad y que, llegado al momento, sabe morir sin odio por ella.

 Es esta generación la que debe ser saludada y alentada donde quiera que se halla y, sobre todo, donde se sacrifica. En ella, seguro de vuestra segura aprobación, quisiera yo declinar hoy el honor que acabáis de hacerme.

 Al mismo tiempo, después de expresar la nobleza del oficio de escribir, querría yo situar al escritor en su verdadero lugar, sin otros títulos que los que comparte con sus compañeros de lucha, vulnerable pero tenaz, injusto pero apasionado de justicia, realizando su obra sin vergüenza ni orgullo, a la vista de todos; atento siempre al dolor y la belleza; consagrado, en fin, a sacar de su ser complejo las creaciones que intenta levantar, obstinadamente, entre el movimiento destructor de la historia.

 ¿Quién, después de esos, podrá esperar que el presente soluciones ya hechas y bellas lecciones de moral? La verdad es misteriosa, huidiza, y siempre hay que tratar de conquistarla. La libertad es peligrosa, tan dura de vivir como exaltante. Debemos avanzar hacia esos dos fines, penosa pero resueltamente, descontando por anticipado nuestros desfallecimientos a lo largo de tan dilatado camino. ¿Qué escritor osaría, en conciencia, proclamarse predicador de virtud? En cuanto a mí, necesito decir una vez más que no soy nada de eso. Jamás he podido renunciar a la luz, a la dicha de ser, a la vida libre en que he crecido. Pero aunque esa nostalgia explique muchos de mis errores y de mis faltas, indudablemente me ha ayudado a comprender mejor mi oficio y también a mantenerme, decididamente, al lado de todos esos hombres silenciosos, que no soportan en el mundo la vida que les toca vivir más que por el recuerdo de breves y libres momentos de felicidad y esperanza de volverlos a vivir.

Reducido así a lo que realmente soy, a mis verdaderos límites, a mis deudas y también a mi fe difícil, me siento más libre para destacar, al concluir, la magnitud y generosidad de la distinción que acabáis de hacerme. Más libre también para deciros que quisiera recibirla como homenaje rendido a todos los que, participando en el mismo combate, no han recibido privilegio alguno y, en cambio, han conocido desgracias y persecuciones. Sólo me resta daros las gracias, desde el fondo de mi corazón, y haceros públicamente, en prenda de personal gratitud, la misma y vieja promesa de felicidad que cada verdadero artista se hace a sí mismo, silenciosamente, todos los días. (*)



(*) Fuente: Albert Camus, "La misión del escritor", antología de Visionarios Implacables , Buenos Aires, Mutantia, pp.20-23.

FRAGMENTO del Discurso pronunciado por Camus cuando se le entregó el Premio Nóbel de Literatura en Estocolmo, en 1958.

De: http://www.ddooss.org



“La poesía ya es el grito (con toda su fuerza), pero transfigurado."- Cecilia Meireles

7 de noviembre de 1901- Brasil
Escritora, periodista, docente.

Resurrección


No cantes, no cantes, porque vienen de lejos los náufragos,
vienen los presos, los tuertos, los monjes, los oradores,
los suicidas.
Vienen las puertas, de nuevo, y el frío de las piedras,
de las escalinatas,
y, con un ropaje negro, aquellas dos manos antiguas.
Y una vela de móvil llama humeante. Y los libros. Y
las escrituras.
No cantes, no. Porque era la música de tu
voz lo que se oía. Soy una muerta reciente, aún
con lágrimas.
Alguien escupió distraídamente sobre mis pestañas.
Por eso vi que ya era tarde.

Y dejé en mis pies quedarse el sol y andar las moscas.
Y de mis dientes se escurrió una lenta saliva.
No cantes, pues trencé mis cabellos, ahora,
y estoy ante el espejo, y sé bien que ando en fuga.



Estirpe


“Los mendigos mayores no dicen nada, no hacen nada.
Saben que es inútil y exhaustivo. Se dejan estar. Se dejan estar.
Déjanse estar al sol o a la lluvia, con el mismo aire de entero valor,
lejos del cuerpo que dejan en cualquier lugar.
Entretiénense en extender la vida por el pensamiento.
Si alguien habla, su voz huye como un pájaro que cae.
Y es de tal modo imprevista, innecesaria y sorprendente
que para oírla bien tal vez giman algún ay.
¡Oh, no gemían, no!... Los mendigos mayores son todos estoicos.
Pondrán su miseria junto a los jardines del mundo feliz
pero no quieren que, desde el otro lado, sepan de la extraña suerte
que los recorre como un río un país.
Los mendigos mayores viven fuera de la vida: se excluyeron.
Abren sueños y silencios y desnudos espacios a su alrededor.
Tienen su reino vacío, de altas estrellas que no cobijan.
Su mirar jamás mira y su boca no llama ni ríe.
Y su cuerpo no sufre ni goza. Y su mano no toma ni pide.
Y su corazón es una cosa que, si existiera, súbito olvidaría.
¡Ah!, los mendigos mayores son un pueblo que se va convirtiendo en piedra.
Ese pueblo, que es el mío.”


De: www.literatura.us




jueves, 6 de noviembre de 2014

“Cantar para cualquiera con el tono ordinario que se usa en el amor”- Pablo Antonio Cuadra

4 de noviembre de 1912- Nicaragua

POR LOS CAMINOS VAN LOS CAMPESINOS


De dos en dos,
de diez en diez,
de cien en cien,
de mil en mil,
descalzos van los campesinos
con la chamarra y el fusil.

De dos en dos los hijos han partido,
de cien en cien las madres han llorado,
de mil en mil los hombres han caído,
y hecho polvo ha quedado
su sueño en la chamarra, su vida en el fusil.

El rancho abandonado,
la milpa sola, el frijolar quemado.
El pájaro volando
sobre la espiga muda
y el corazón llorando
su lágrima desnuda.

De dos en dos,
de diez en diez,
de cien en cien,
de mil en mil,
descalzos van los campesinos
con la chamarra y el fusil.

De dos en dos,
de diez en diez,
de cien en cien,
de mil en mil,
¡por los caminos van los campesinos
a la guerra civil!


(Selección de Canciones de pájaro y señora, 1929-31 y 1935)

De: http://www.dariana.com



ARS POETICA

Volver es necesario
a la fuente del canto:
encontrar la poesía de las cosas corrientes,
cantar para cualquiera
con el tono ordinario
que se usa en el amor,
que sonría entendida la Juana cocinera
o que llore abatida si es un verso de llanto
y que el canto no extrañe a la luz del comal;
que lo pueda en su trabajo decir el jornalero,
que lo cante el guitarrero
y luego lo repita el vaquero en el corral.
Debemos de cantar
como canta el gorrión al azahar:
encontrar la poesía de las cosas comunes,
la poesía del día, la del martes y del lunes,
la del jarro, la hamaca y el jicote,
el pipián, el chayote,
el trago y el jornal;
el nombre y el lugar que tienen las estrellas,
las diversas señales que pinta el horizonte,
las hierbas y las flores que crecen en el monte
y aquellas que soñamos si queremos soñar.
Decir lo que queremos.
Querer lo que decimos.
Cantemos
aquello que vivimos!

Canciones de pájaro y señora, 1929-31.

De: poeticas.es


lunes, 3 de noviembre de 2014

Cuando la escritura se apasiona, olvida que algunos puertos la esperan...


Eduardo es integrante de esta Casa.
Desde hace muchos años escribe, con ardor, con pulcritud.
Quizás ésa sea la única razón valedera para explicar
este merecido premio otorgado por Italcred en ocasión
del Concurso Literario convocado en el corriente año.

querido Eduardo, en nombre de tod@s
l@s talleristas de PERRAS NEGRAS,
con la convicción de que el poema Itaca 
sigue siendo tu Norte.

Ítaca


Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones y a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.

Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.

Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.


Konstantino Kavafis






domingo, 2 de noviembre de 2014

“Los europeos y los occidentales hallan siempre el misterio en la oscuridad, en la noche, mientras nosotros los griegos lo hallamos en la luz, que es para nosotros algo absoluto...” - Odisea Elytis

Eva


Te abandonas con ola en el silencio
Que asola mi habitada esperanza

Una antorcha al lado de la hoguera
Apuesta de los vientos nocturnos
Una marcha de sombra a la orilla de la Quimera
Una habitación
Habitación de hombres sencillos
Un misterio
Lavado y tendido en la mirada que deleita

En tu mirada o en la altura de su sol
Toda mi vida se vuelve una palabra
Todo el mundo tierra y agua
Y todas las llamas de mis dedos
Violan los labios del día
Cortan en los labios del día
Tu cabeza

Enfrentada a la soledad del sueño.


De "Orientaciones"
Ediciones del oriente y del mediterráneo 1996
Versión de Ramón Irigoyen


De: amediavoz.com


2 de noviembre de 1911- Grecia

sábado, 1 de noviembre de 2014

“Convive con tus poemas, antes de escribirlos”- Carlos Drummond de Andrade


El mundo es grande y cabe...


El mundo es grande y cabe
en esta ventana sobre el mar.
El mar es grande y cabe
en la cama y en el colchón de amar.
El amor es grande y cabe
en el breve espacio de besar.




Los que sufren


Las plantas sufren como nosotros sufrimos.
¿Por qué no habrían de sufrir
si esta es la llave de la unidad del mundo?

La flor sufre, tocada
por la mano inconsciente.
Hay una ahogada queja
en su docilidad.

La piedra es sufrimiento
paralítico, eterno.

Nosotros -animales- no tenemos
ni siquiera el privilegio de sufrir.


De: amediavoz.com

31 de octubre de 1902- Brasil
Poeta y periodista.

























Pequeño homenaje a una fascinante actitud de vida

Axel Munthe
31 de octubre de 1857- Suecia
Escritor y médico sueco. Hijo de un farmacéutico, estudió Medicina en Upsala y en París, en la escuela de Charcot, y ejerció la Medicina primero en París (a partir de 1881) y después en Roma, desde 1890. Prestó valerosamente ayuda a los enfermos del cólera en Nápoles durante la epidemia que estalló allí; relató esa experiencia en Desde Nápoles (1885) y Bocetos (1888), obras reunidas después en la edición inglesa (Memories and Vagaries, 1898).

Narró con espíritu abiertamente antialemán sus experiencias de médico militar en la primera Guerra Mundial: Cruz roja y Cruz de Hierro (Red Cross and Iron Cross, 1916), y más tarde, en un libro autobiográfico, de extraordinario éxito, La historia de San Michele (1929 ) en el que cuenta su vida de médico humanista y humanitario en Anacapri, donde compró y restauró un antiguo santuario, que luego donó al Estado sueco. En sus mejores páginas, Axel Munthe une a sus dotes de animado narrador un naturalismo nórdico, tal vez algo excesivo.

De: http://www.biografiasyvidas.com


Si os encontráis con un doctor de moda, observadlo atentamente, desde una prudente distancia, antes de confiaros a él. Quizá sea un buen médico, pero en muchísimos casos no lo es. En primer lugar, porque invariablemente está demasiado ocupado para escuchar con paciencia vuestra larga historia. En segundo lugar, porque está inevitablemente destinado a convertirse en un snob si no lo es ya; a dejar pasar a la condesa antes que a vosotros, a examinar el hígado del conde con más atención que el de su criado, a ir a la Garden Party de la Embajada británica en vez de visitar a vuestro hijo menor, cuya tos ferina se agrava. Y en tercer lugar, porque, a menos que tenga muy sano el corazón, pronto demostrará indudables señales de un endurecimiento precoz de aquel órgano y se volverá indiferente e insensible a los padecimientos ajenos, como la gente ávida de placeres que le rodea. Sin piedad no se puede ser buen médico.



La cruel bestia feroz no está detrás de los barrotes de la jaula, sino ante ellos.





lunes, 27 de octubre de 2014

“Donde enfría la noche la manzana en flor yo ando” - Sylvia Plath

27 de octubre de 1932- Estados Unidos

- ¿Tus poemas ahora tienden a salir de los libros más que de tu propia vida?


- No, no: No diría eso en absoluto. Pienso que mis poemas surgen inmediatamente de experiencias sensoriales y emocionales que tengo, pero debo decir que no puedo simpatizar con esos gritos del corazón, informados sólo por una aguja o  cuchillo, o lo que sea. Creo que uno debería ser capaz de tener el control y manipular experiencias, incluso las más terribles, como la locura o el ser torturado, este tipo de experiencias, y uno debería ser capaz de manipular esas experiencias con un conocimiento y una mínima inteligencia, pienso que la experiencia personal es muy importante pero sin duda no debería ser una especie de experiencia narcisista de caja cerrada y mirarse en el espejo. Creo que debería ser pertinente y relevante a cosas mayores, cosas más grandes como Hiroshima y Dachau y demás.

- Y entonces, detrás de la reacción emocional primitiva debe haber una disciplina intelectual.

- Estoy muy convencida: habiendo sido una académica, después de haber sido tentada por la invitación de quedarme para convertirme en doctora, profesora, y todo eso, una parte de mí sin duda respeta todas las disciplinas, siempre y cuando no se atrofien.

Fragmento de la Entrevista publicada en  http://transtierros.blogspot.com





Escayola


¡Nunca me liberaré de esto! Ahora soy dos personas:
ésta, completamente blanca, y la antigua, amarilla,
y la blanca es, sin duda, la más importante.
No necesita alimentos, es, ciertamente, uno de los santos
indudables. Al principio la odiaba, carecía de lógica propia.
Se pasaba los días en la cama conmigo, igual que un cadáver,
y yo me asustaba, pues su forma era idéntica a la mía,

aunque mucho más blanca, e irrompible, y jamás se quejaba.
Era tan fría que me tuvo despierta una semana.
Yo le echaba la culpa de todo, pero ella jamás respondía.
¡Qué ridícula conducta, yo no la entendía! Pero ella
guardaba silencio. La pegaba, pero no se movía,
pacifista sincera, y entonces me dije que deseaba mi amor:
comenzó a ser más cálida, y vi entonces sus muchas virtudes.

Sin mí no existiría, por eso me mostraba cariño.
Yo le daba alma, florecía de ella cual rosa
florece de un jarrón de porcelana barata,
era yo quien brillaba, no ella con su pulcra blancura,
como había pensado al principio. Yo entonces
la protegía un poco y ella estaba encantada, era claro
que su mente de esclava la regía.

Yo aceptaba su culto y a ella le encantaba.
Matinal, despertábame del sol al reflejo. En su torso
sorprendentemente albo lucía su pulcra
nitidez, y su calma y su dura paciencia:
mimaba mis debilidades como experta enfermera,
poniendo mis huesos en su sitio, para que se curasen.
Y, así, nuestro vínculo se volvió más firme.

Fue dejando de venirme tan justa, empezó a separárseme.
Yo notaba sus críticas a pesar de mí misma,
como si mis costumbres la ofendiesen de alguna manera.
Dejaba pasar las corrientes y volvióse distraída y lejana.
Y la piel me escocía y se me iba pedazo a pedazo
sólo porque ella me cuidaba con tanto desvío.
Vi por fin el misterio: se creía inmortal.

Quería dejarme, se pensaba superior a mí en todo.
¡Y yo que la tenía a oscuras, apilando rencores,
malgastando sus días al servicio de un semicadáver!
En secreto empezó a desearme la muerte. Y entonces
podría cubrirme la boca y los ojos, del todo cubrirme,
y llevar mi rostro pintado como funda de momia
con la faz faraónica, aunque fuera de barro y de agua.

Y yo no podía arrojarla de mí, se apoyaba
en mí tanto tiempo que me estaba volviendo inmóvil,
habiendo olvidado la manera de andar o sentarme,
por eso cuidaba yo mucho de nunca ofenderla
o jactarme imprudente de mi cierta venganza.
Esta convivencia era igual que vivir con mi tumba:
yo dependía de ella, aunque muy contra mi voluntad.

Solía pensar que podríamos vivir muy bien juntas,
tan unidas estábamos que pudieran pensarnos casadas.
Pero ahora comprendo que no compatíamos, que ella
sería una santa y yo fea e hirsuta, más tarde o temprano
tales diferencias caerían inanes, pues yo recobraba mi fuerza
y un día podría vivir sin su apoyo y entonces

su cáscara huera y muriente lloraría mi ausencia.


De: amediavoz.com



domingo, 26 de octubre de 2014

..." soy un abrojo, y muero, mar, sucumbo en mi pobreza..." - Alfonsina Storni






Mesera, obrera de una fábrica de gorras, maestra,
madre soltera, poeta.
"Dispuesta a todo"
como significa su nombre Alfonsina.
25 de octubre de 1938- Argentina.