lunes, 16 de marzo de 2015

¿Enigma?

¿Habrá alcanzado la categoría de "enigma" la inacción del poder político del país con respecto a la acuciante situación de violencia que padecemos las mujeres, día a día, independientemente de la edad y otros índices favoritos de las encuestas? ¿O está tan naturalizado el hecho de que hoy aparezca el cuerpo de una joven en una carretera y mañana se "devele" una operación de prostitución infantil y juvenil en un departamento de alta movilidad turística? Si no lo estuviera, tiempo suficiente se ha recorrido como para haber adoptado MEDIDAS GENUINAS, en consonancia con "el discurso oficial" sobre DERECHOS HUMANOS. ¿O habrá que pensar que sigue en pie la estratificación de ciudadanos A, B, C? 

El silencio o la nueva estrategia de desplazamiento del foco de atención (practicada por el actual Presidente de la República) es alarmante a esta altura, señores y señoras de la clase política, porque la miopía es irreversible.




"El alma que sufrió de ser su cuerpo"














TRASPIÉ ENTRE DOS ESTRELLAS


¡Hay gentes tan desgraciadas, que ni siquiera
tienen cuerpo; cuantitativo el pelo,
baja, en pulgadas, la genial pesadumbre;
el modo, arriba;
no me busques, la muela del olvido,
parecen salir del aire, sumar suspiros mentalmente, oír
claros azotes en sus paladares!

Vanse de su piel, rascándose el sarcófago en que nacen
y suben por su muerte de hora en hora
y caen, a lo largo de su alfabeto gélido, hasta el suelo.

¡Ay de tánto! ¡ay de tan poco! ¡ay de ellas!
¡Ay en mi cuarto, oyéndolas con lentes!
¡Ay en mi tórax, cuando compran trajes!
¡Ay de mi mugre blanca, en su hez mancomunada!

¡Amadas sean las orejas sánchez,
amadas las personas que se sientan,
amado el desconocido y su señora,
el prójimo con mangas, cuello y ojos!

¡Amado sea aquel que tiene chinches,
el que lleva zapato roto bajo la lluvia,
el que vela el cadáver de un pan con dos cerillas,
el que se coge un dedo en una puerta,
el que no tiene cumpleaños,
el que perdió su sombra en un incendio,
el animal, el que parece un loro,
el que parece un hombre, el pobre rico,
el puro miserable, el pobre pobre!

¡Amado sea
el que tiene hambre o sed, pero no tiene
hambre con qué saciar toda su sed,
ni sed con qué saciar todas sus hambres!

¡Amado sea el que trabaja al día, al mes, a la hora,
el que suda de pena o de vergüenza,
aquel que va, por orden de sus manos, al cinema,
el que paga con lo que le falta,
el que duerme de espaldas,
el que ya no recuerda su niñez; amado sea
el calvo sin sombrero,
el justo sin espinas,
el ladrón sin rosas,
el que lleva reloj y ha visto a Dios,
el que tiene un honor y no fallece!

¡Amado sea el niño, que cae v aún llora
y el hombre que ha caído y ya no llora'.

¡Ay de tánto! ¡Ay de tan poco! ¡Ay de ellos!



El único lujo que habrías aceptado: son orquídeas, sí,
pero silvestres y peruanas.