lunes, 17 de febrero de 2014

"Existir es, para nosotros, sentir"- Sturm -und-drang


Wilhelm Heinse
16 de enero de 1746 - Alemania
Poeta y novelista
integrante del movimiento Sturm-und-drang




























La expresión "Sturm und Drang" la encontramos por primera vez como título de una obra de Klinger (1752-1831), que figura entre otras obras del mismo autor.

Hay en las obras de Schiller un rasgo que explicita la primera parte del título. Stürmer significa luchador, o más pacíficamente, competidor.

¿De qué se trataba entonces? Tal vez había una connotación política, la Revolución francesa estaba muy próxima. Eran jóvenes que luchaban por la emancipación, la eliminación de privilegios que estimaban injustos. Hablaríamos de "idealismo", en el sentido popular del término. Luchaban por la libertad de actuar, pero también de existir y sentir.

Existir, decían, es para nosotros sentir. Y entendían que nuestra sensibilidad era indiscutiblemente anterior a nuestra inteligencia y que en el sentimiento precedía a las ideas. Es lo que proclama Schiller en su "Oda a la Alegría", cuya influencia sobre Hegel y Beethoven es bien conocida:

Todos los hombres serán hermanos

Allí donde se detiene tu ala tan dulce.

La lucha tuvo su momento y luego se extinguió…

El movimiento insiste siempre en el conflicto entre la razón que busca el orden y la tumultuosidad de la vida. Y eso nos lleva a traducir Sturm und Drang, no solo como tormenta o tempestad, sino a entender estas palabras en función de la segunda: ímpetu, fogosidad. La vida en toda su plenitud que aspira a liberarse de cadenas. Eso nos lleva a valorar lo individual, o más exactamente la idiosincrasia.

Esa generación que fue llamada la "generación de los jóvenes genios", comenzó a dar pruebas del artista que había en Rousseau. Se sintió en sus palabras la vida y la naturaleza. Los representantes de la Ilustración miraban con ojos de ancianos, los jóvenes genios miraban de otro modo.

Fragmentos de: El "Sturm und Drang" por Mario A. Silva García




Wilhelm Heinse fue miembro de los Stürmer. Sus obras enfatizaban el goce del cuerpo y los instintos.
Integró la Federación del Hain, una asociación de poetas que realizaban rituales en los que danzaban alrededor de los robles en las noches de luna.

Goethe fue la figura central de este movimiento precursor del Romanticismo.

La traducción del nombre elegido para identificarse es “tormenta e impulso”; se estaba gestando una nueva sensibilidad, ésa de la que Arnold Hauser sostiene que estaremos teñidos para siempre. Ya era tiempo.







... “que el mundo incierto que en mi voz vivía / el tiempo borre y el silencio lave”... Conrado Nalé Roxlo


15 de febrero de 1898
Escritor, periodista, guionista y humorista.



















 EL LLAMADO


El niño jugaba ensimismado en la alta terraza iluminada por la suave luz del sur, más azul que dorada. De pronto interrumpió sus juegos y escuchó. De lo más profundo de la casa, de más allá de las frescas cuevas en que los vinos sepultados desde hacía muchos años esperaban revivir en un brindis fugaz y una canción ligera; de más allá de los antiguos calabozos que aún guardaban olvidados instrumentos de tortura, de un último subterráneo que la casa ignoraba por dignidad y miedo, le llegó un lento grito, que nadie más que él oyó porque sólo a él estaba dirigido. Debió subir disimulándose entre los ruidos habituales; atravesando de un salto las espaciosas salas vacías: simulando ser el aullido de un perro lejano al cruzarse con alguien. No importa saberlo. Cosas más graves quisiéramos dilucidar y tampoco podremos.
El niño levantó la cabeza, y más que sorprendido parecía triste. Antes de iniciar el descenso, eso sí, paseó la mirada a su alrededor buscando un signo propicio. Pero de los árboles del parque, que ya comenzaban a cerrarse sobre sus pájaros para el gran recogimiento nocturno, no salieron más que los píos habituales y ningún trino más alto; ninguna manzana cayó inesperadamente sobre la hierba oscurecida ya; la nube gris, en que fijó la mirada largamente, no cambió de forma, y la brisa que movía las flores amarillas de la terraza ni se detuvo ni aceleró el vuelo. El niño entonces echó a andar hacia la escalera, y el perro no lo siguió.
Lo único que pudo hacer el Ángel de su Guarda fue taparse los ojos con el ala.
Al pasar frente a la puerta entreabierta de la biblioteca vio a su padre, noblemente envejecido, inclinado sobre un libro por cuyas páginas transcurrían los pensamientos de Marco Aurelio, graves, serenos, resignados como ríos sin pasión.
El niño pudo entrar como otras veces y, sentándose a sus pies, jugar con las pesadas borlas de oro de su bata, pero siguió bajando la antigua escalera, que aquella tarde no crujía, como si en lugar del niño bajara su pequeño fantasma.
Al pasar por otro piso, frente a otra puerta, oyó las voces de sus hermanas. De entrar, lo habrían envuelto en una alocada de puntillas y de risas, y los polvos de arroz que se ponían exageradamente lo habrían hecho estornudar y reírse a él también. Pero no tendió la mano al pomo azul de la puerta.
Las bajas cocinas lo envolvieron en una vaharada de aire cálido y sabroso, y oyó el chisporrotear de aceite dorado de una estrepitosa fritura.
Descendió más. Ya estaba en la cuadra. Tropezó con un cubo olvidado, pero ninguno de los caballos, todos mayores que él, volvió la cabeza. Pasó antes las cuevas del vino; ante los calabozos, cuyas puertas nunca moviera el viento. Ahora los peldaños de la escalera eran de piedra resbaladiza. Estaba en la parte eternamente tenebrosa y aborrecida de la casa, adonde no bajan las ratas. Una puerta estrecha cedió a la leve presión de la mano y, con los ojos arrasados en lágrimas de amor, fue al encuentro del grito trémulo, bajo, lleno de horrorosa ternura.
Nunca volvió a subir la escalera, aunque los habitantes de la casa y las visitas lo siguieron viendo durante todos los años de su vida, un poco distante, pero por lo demás, de apariencia normal y hasta saludable.


De: http://literaturarioplatense.blogspot.com




 El Grillo


Música porque sí, música vana,
como la vana música del grillo,
mi corazón eglógico y sencillo
se ha despertado grillo esta mañana.

¿Es este cielo azul de porcelana?
¿Es una copa de oro el espinillo?
¿O es que en mi nueva condición de grillo
veo todo a lo grillo esta mañana?

¡Qué bien suena la flauta de la rana!
Pero no es son de flauta: es un platillo
de vibrante cristal que a dos desgrana
gotas de agua sonora.

¡Qué sencillo
es a quien tiene corazón de grillo
interpretar la vida esta mañana!



HAY QUE ANDAR POR EL MUNDO...



Hay que andar por el mundo como si no importara.
Sin preguntar el nombre del pájaro y la planta,
Ni al capitán del buque, a dónde lleva agua.

Mirar al otro lado del que todos señalan,
Que es allí, dónde crece la rosa inesperada.
Hablar con el herrero, del caballo y la fragua,
Pero mirando al fuego, con atenta mirada;
Puede que en un silencio, veas la salamandra.

Crear el nombre hermoso de alguna imaginaria mujer,
Y luego a todos preguntarles con ansia:
Si no la han visto, acaso te lleven a su casa...

En la copa vacía beber con esperanza,
Tal vez una divina locura, de cristal guarda.
Sacar siempre a los ojos, el aire azul del alma,
Ver lo que nunca alcanza la mirada...