martes, 15 de octubre de 2013

“Si te gustan mis poemas, déjalos caminar en el atardecer, un poco detrás de ti” - Edward Estlin Cummings

14 de octubre de 1894 - Cambridge - Massachussets
Poeta, dramaturgo, ensayista, pintor.


Nadie más cercano al hueso lírico de E.E. Cummings que Octavio Paz, cuando define su escritura diciendo: “Reconocí en sus obras esa rara alianza entre invención verbal y fatalidad pasional que distingue al poema de la fabricación literaria”.

Quizás la más conocida de sus características poéticas sea la ruptura de la estructura tradicional, incluyendo el empleo atípico de mayúsculas, signos de puntuación en rebeldía (interrumpiendo palabras, oraciones, sentidos), personalización de la sintaxis, espacialidad convencional distorsionada; quizás sea éste también el motivo que le robó lectores, lectores adeptos a una mecánica instaurada por la costumbre; en definitiva, lectores cautivos del miedo.

Con el propósito de rescatar sensibilidades adormecidas por el hábito, los invitamos a acompañarnos en la lectura de estos poemas. 
Un verso, dos versos, tres versos que conmuevan su espíritu, seguramente los animarán a continuar en la aventura de sentir, acto primordial en la comunicación poética. Comprender no siempre es necesario en Poesía; o más bien, llegará a su tiempo, fruto sazonado por la emoción.



Porque sentir es lo primero
el que preste atención
a la sintaxis de las cosas
nunca podrá besarte por completo

ser un completo idiota
mientras es Primavera en el mundo

le parece muy bien a mi sangre, y que los besos
son un mejor destino
que la sabiduría
nena, lo juro por las flores.
No, no llores
-el mejor guiño de mi mente vale menos
que el aleteo de tus párpados que dice

que somos uno para el otro:
riéte, entonces, recostada
entre mis brazos,
porque la vida no es un párrafo. Y la muerte
me parece que no es ningún paréntesis. 



Llevo tu corazón en mí...


Llevo tu corazón en mí (lo llevo,
en el mío) no lo dejo (dondequiera
que voy, tú vas, querida; y lo que hago
lo haces tú, queridísima)
                                                   no temo

al hado (dulce hado mío) no
quiero el mundo (tú lo eres, fiel belleza)
tú eres lo que una luna siempre ha sido
y lo que un sol entonará por siempre

he aquí el mayor secreto e ignorado
(aquí raíz de raíz brote del brote
sombra del árbol que se llama vida;
más alto que esperanzas y pensamiento)
y tal prodigio rige las estrellas

tu corazón en mí (va con el mío)

Versión de Alfonso Canales
-e.e. Cummings poemas- Alberto Corazón , Editor, 1969




pueda mi corazón estar abierto siempre a los pequeños

pájaros que son los secretos de la vida
sea lo que sea lo que canten supera al conocimiento
y si el hombre cesa de escucharlos se ha hecho viejo


pueda mi mente pasear hambrienta
y envalentonada y sedienta y maleable
pueda incluso equivocarse en domingo
para cuando el hombre comprende ya no es joven

y pueda yo mismo no hacer nada útil
y amarte mucho más que de verdad
no ha habido nadie tan loco que errara
volcándose el cielo con una sonrisa



en un lugar en el que nunca he estado, felizmente más allá
de cualquier experiencia, tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto más frágil están las cosas que me cercan,
o aquellas que no puedo tocar porque están demasiado cerca

tu mirada más leve fácilmente puede descerrarme,
pese a que he cerrado mi ser como dedos,
vos me abrís siempre pétalo por pétalo, como la Primavera abre
(tocando hábilmente, misteriosamente) su primera rosa

o, si es tu voluntad cerrarme, yo y
mi vida se cerrarán muy hermosamente, repentinamente,
como cuando el centro de esta flor imagina
la nieve descendiendo cuidadosamente en todas partes

Nada de lo que podemos percibir en este mundo se compara
con el poder de tu intensa fragilidad: cuya textura
me fuerza con el color de sus tierras,
mostrando muerte y eternidad con cada respiración

(no sé que hay en vos que se cierra
y se abre; sólo que hay algo en mí que entiende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas


PRIMAVERA ES COMO UNA MANO DE QUIZÁS


Primavera es como una mano de quizás
(que viene meticulosamente
de Ninguna parte) arreglando
una vitrina, en la que la gente mira (mientras
la gente ve
arreglando y cambiando poniendo
meticulosamente algo extraño allí
algo conocido aquí) y
cambiando todo meticulosamente
primavera es como una mano de
quizás en una vitrina
(meticulosamente de
aquí para allá moviendo cosas Nuevas y
Viejas, mientras
la gente meticulosamente mira
moviendo una fracción de
quizás de flor aquí poniendo
una pulgada de aire allí) y
sin quebrar nada.



IMPRESIÓN. IV


Las horas levántanse apagando estrellas, y es
el alba;
en la calle del cielo, la luz camina regando poemas;
en la tierra, una candela se
consume la ciudad
despierta
con un canto en su
boca, teniendo la muerte en sus ojos;
y es el alba;
el mundo
sale a matar sueños...
Miro en la calle, donde fuertes
hombres están cavando pan,
y veo las caras brutales de
gente contenta, horrenda, desesperada, cruel, feliz
Y es de día.
En el espejo
veo un frágil
hombre
soñando
sueños,
sueños en el espejo.
Y ya
es el ocaso... en la tierra,
una candela enciéndese,
y ya es de noche;
la gente está en sus casas;
el frágil hombre está  en su cama;
la ciudad .
duerme con la muerte en la boca, teniendo un canto en sus
ojos.
Las horas descienden,
encendiendo estrellas...
En la calle del cielo, la noche camina regando poemas.


Varios de estos poemas fueron extraídos de:
http://poetasdelgradocero.blogspot.com
http://elimperdible.ec/web